Un mundo fragmentado puede unirse en torno a la inmunización

Vivimos en un mundo que parece cada vez más fracturado y propenso al conflicto. Pero la experiencia tanto en el sector público como en el privado me ha enseñado que los períodos de agitación geopolítica son precisamente los momentos en los que debemos dar un paso atrás y considerar lo que nos une. Los lazos que acercan a las personas más allá de fronteras, generaciones y culturas deben celebrarse y fortalecerse.
Muchas de nuestras diferencias y desacuerdos desaparecen cuando reconocemos la simple verdad de que todos queremos que la próxima generación crezca y prospere en un mundo más seguro, más justo y más próspero que aquel en el que entraron. La cuestión es cómo traducir este instinto universal en acciones colectivas concretas.
Una respuesta en la que casi todo el mundo puede estar de acuerdo es la protección de los niños y las comunidades mediante la inmunización. Para mostrar su compromiso con esta causa importante, jefes de Estado y de Gobierno se reunieron en Bruselas el 25 de junio con motivo de la Cumbre Mundial de Gavi, la Alianza para las Vacunas: ‘Salud y prosperidad a través de la Inmunización’. Con sus promesas de apoyo, Gavi (cuya junta he presidido durante los últimos cinco años) puede seguir previniendo la propagación de enfermedades infecciosas mortales y debilitantes, especialmente entre los segmentos más vulnerables de la sociedad.
La mayor aceptación de las vacunas ya ha transformado el mundo para bien. Cuando se creó Gavi hace un cuarto de siglo, millones de niños morían anualmente de enfermedades como el sarampión y la neumonía. Estas muertes representaban una tragedia inconcebible porque podrían haberse evitado fácilmente. Gavi se fundó para poner fin a este sufrimiento innecesario.

Vacunas del covid. Foto:Alcaldía de Bogotá
El modelo público-privado de Gavi es único entre las organizaciones sanitarias globales. Al reunir a fabricantes de vacunas, gobiernos, donantes y organizaciones de base, Gavi ha vacunado a más de mil millones de niños en países de bajos y medianos ingresos desde su creación, evitando casi 19 millones de muertes y ayudando a reducir a la mitad la mortalidad infantil. Asimismo, la organización ha creado defensas globales eficaces contra pandemias y otras amenazas infecciosas mediante la creación y el mantenimiento de reservas de vacunas de emergencia.
Invertir en los esfuerzos de inmunización de Gavi ha producido notables beneficios. Desde el 2000, el trabajo de la organización ha generado 250.000 millones de dólares en beneficios económicos más amplios en los países de bajos y medianos ingresos en los que opera, ayudando a 19 de ellos a superar la necesidad de apoyo en materia de vacunas. Al reconocer el papel vital que juega la inmunización en la mejora de la salud pública y la resiliencia, varios de estos ‘graduados de Gavi’ hoy son donantes.
En tanto la organización se acerca a su próximo período estratégico de cinco años –posiblemente el más importante de su historia–, pedimos que se renueven los compromisos financieros y políticos para proteger a la próxima generación. Nuestro objetivo para los próximos cinco años es vacunar a 500 millones de niños de los países más pobres del mundo contra 19 enfermedades.
Proyecciones futurasPor primera vez en la historia disponemos de una vacuna que puede cambiar el curso de la malaria. También podemos proteger a millones de niñas contra el cáncer de cuello de útero con la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), mantener los avances contra enfermedades mortales prevenibles como el sarampión y la fiebre tifoidea, y proporcionar vacunas básicas a los niños de comunidades desplazadas y en conflicto. Pero nada de esto puede lograrse sin el respaldo financiero de los países donantes y sus socios.

Búsqueda de vacunas contra malaria Foto:Archivo
Por supuesto, la mayoría de los donantes están haciendo malabarismos con prioridades presupuestarias que compiten entre sí, sobre todo cuando los responsables de las políticas, enfrentados a la incertidumbre geopolítica y a la creciente polarización entre países, presionan para que aumente el gasto en defensa.
Pero, como demostró la pandemia del covid-19, garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos no puede lograrse únicamente mediante el poderío militar. La resiliencia exige invertir en seguridad sanitaria. Asimismo, dado que la inmunización es un bien público global, los esfuerzos para brindarla pueden crear un terreno fértil para una mayor cooperación.
Como demostró la pandemia del covid-19, garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos no puede lograrse únicamente mediante el poderío militar. La resiliencia exige invertir en seguridad sanitaria
Incluso en medio de todas las complejidades económicas, políticas y científicas de la vida, a veces las opciones a las que nos enfrentamos son sencillas. No hay futuro sin niños. Mejorar el acceso a las vacunas es quizá la herramienta más eficaz y escalable que disponemos para frenar la propagación de enfermedades prevenibles que amenazan a demasiados jóvenes y causan muertes innecesarias. Independientemente de nuestras diferencias y desacuerdos, confío en que el mundo pueda encontrar un propósito común cuando se trata de la inmunización y que, trabajando mancomunadamente, podamos empezar a crear las condiciones para un futuro mejor y más esperanzador.
(*) Expresidente de la Comisión Europea, ex primer ministro de Portugal, presidente del consejo directivo de Gavi, la Alianza para las Vacunas.

Vacunación durante la pandemia del covid. Foto:Mauricio Moreno
La crisis del covid-19 dio al mundo lecciones fundamentales sobre la importancia de la cooperación mundial en la lucha contra las enfermedades. Pero esa cooperación, y las condiciones necesarias para mantenerla, están bajo presión. La financiación de la salud y la ciencia está cuestionada, y la reducción de la ayuda al desarrollo de algunos donantes tradicionales pone en duda nuestra capacidad para prevenir enfermedades infecciosas y responder a ellas en los países más frágiles del mundo.
Para garantizar la resiliencia futura frente a pandemias a nivel global, hay que subsanar estas lagunas. La clave del éxito está en la formación de nuevas alianzas sólidas e innovadoras entre organizaciones multinacionales, instituciones de los sectores público y privado y la sociedad civil. Ya sabemos por la experiencia reciente que esta receta funciona. Hace cinco años, conseguimos superar el nacionalismo de las vacunas para formular una respuesta mundial al covid-19.
Hace cinco años, conseguimos superar el nacionalismo de las vacunas para formular una respuesta mundial al covid-19
En ese momento Gavi, una alianza mundial de organizaciones públicas, privadas y de la sociedad civil, se asoció con el Grupo Banco Europeo de Inversiones (BEI), brazo financiero de la Unión Europea perteneciente a sus 27 Estados miembros, para movilizar 600 millones de euros (720 millones de dólares) en donaciones para la iniciativa Covax. Sin estos fondos, Covax no habría podido actuar con la velocidad y escala que permitieron proveer casi dos mil millones de dosis de vacunas. Más de cien países, en su mayoría pobres, se beneficiaron de esta respuesta cooperativa a la pandemia.

Envíos de las vacunas de COVAX a los países afiliados. Foto:EFE
Conscientes del imperativo de mejorar la preparación para la próxima pandemia, seguimos trabajando sobre la base de este éxito. El BEI está proporcionando a Gavi mil millones de euros en liquidez para acelerar el acceso a vacunas contra virus con potencial pandémico (por ejemplo, el ébola) y apoyar la vacunación rutinaria contra enfermedades evitables como el sarampión, la malaria y el virus del papiloma humano (VPH), una de las principales causas de cáncer de cuello uterino. Gracias a este apoyo, es posible que estemos cerca de obtener una nueva vacuna contra la tuberculosis.
Este enfoque innovador ha sido inspirador para otros actores y catalizador de sus esfuerzos. Por ejemplo, las instituciones de financiación del desarrollo del G7, junto con el BEI, MedAccess y la Corporación Financiera Internacional, están trabajando en un nuevo instrumento de financiación de emergencia para movilizar vacunas, tratamientos, kits de diagnóstico y otros equipos médicos que los países de renta media y baja necesitarán para responder a futuras pandemias.
Mediante la experiencia combinada, la alianza entre el BEI y Gavi ayuda a los países a fortalecer sus sistemas de salud y mejorar su capacidad para responder a pandemias y salvar vidas. Como líderes de organizaciones motivadas por una misión, sabemos que para proteger la salud mundial se necesitan acciones firmes. Invirtiendo en innovación y garantizando que los recursos lleguen a quienes más los necesitan, podemos reducir el riesgo de futuros brotes, proteger a las comunidades y crear un mundo en el que las crisis sanitarias ya no destruyan vidas y medios de subsistencia.
Los virus no saben nada de política, visados, aranceles o guerras. Pero responden a sistemas inmunitarios resistentes y a vacunas eficaces. Si no garantizamos a todos los países los recursos que necesitan para identificar nuevos brotes y darles una respuesta rápida, todos estaremos en peligro.
Los virus no saben nada de política, visados, aranceles o guerras. Pero responden a sistemas inmunitarios resistentes y a vacunas eficaces
Sin cooperación internacional, no habrá protección para nosotros, nuestros seres queridos y nuestras economías. Invertir en alianzas internacionales innovadoras en el área de la salud pública es nuestra mejor defensa contra el próximo gran brote de una enfermedad y traerá grandes beneficios al mundo en términos de estabilidad y seguridad.
Presidenta del Banco Europeo de Inversiones, y Sania Nishtar, directora ejecutiva de Gavi
Este artículo es una versión editada del original.
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