Burgau, el coqueto pueblo portugués que recuerda a la mágica isla de Santorini

Ubicado en la región del Algarve, asomando a acantilados de vértigo en el distrito de Vila do Bispo, se encuentra Burgau, un coqueto pueblo de apenas 500 habitantes que invita a la desconexión, a pasear sin prisas por sus estrechas calles de suelos empedrados repletas de casitas blancas decoradas con llamativas buganvillas que recuerdan a esas estampas griegas de la isla de Santorini, pero con su propio sello y encanto.
Este pueblo de pescadores sigue manteniendo viva su esencia y su tradición, pues todavía hoy día es posible ver faenando a sus habitantes y a las embarcaciones descargando la captura del día en la que se incluyen ejemplares de morena, sargo y pulpo, en la playa de Burgau –que marca el límite con el Parque Natural del Suroeste Alentejano–, donde la ensenada facilita este trabajo. Además, este arenal es perfecto para el baño y para aquellos que viajan con niños pequeños ya que sus aguas son tranquilas y cristalinas.

Otra de las playas en las que disfrutar de una jornada de sol en completa tranquilidad –no es muy frecuentada– es Cabanas Velhas, arenal que debe su nombre a las cabañas de pescadores que un día ocuparon el lugar y que está protegido de los vientos de noroeste. Además, desde aquí, uno puede acercarse hasta las ruinas del Forte de Almádena, que corona un cerro con 78 metros de altitud en el la zona conocida como Boca do Rio. Esta fortaleza fue levantada en el siglo XVII para proteger las tierras de los piratas.
Los paladares más exigentes encontrarán en Burgau grandes manjares como la cataplana algarvesa (cocina al vapor de pesados y mariscos preparados en un recipiente de cobre o latón con forma de concha), las sardinas al a parrilla, los percebes –rey de la gastronomía de Vila do Bispo– y otros pescados que se sirven frescos en los diferentes restaurantes que se reparten por su entramado. Además, del 27 al 29 de junio se celebra el Festival del Percebe, una oportunidad maravillosa para degustar una variedad de platos de marisco entre los que destaca este crustáceo, todo ello acompañado de espectáculos musicales y zona de venta. Esta cita permite también conocer un poco más a fondo la cultura y las tradiciones de la región.

Burgau es el Algarve más salvaje y tradicional y también el menos conocido por su proximidad a Sagres y Lagos, dos de los destinos estrellas de esta región, por lo que para completar la escapada se puede visitar cualquiera de los dos o Vila do Bispo, con su iglesia parroquial, un templo con nave central revestida con azulejos azules con dibujos de jarras y delfines, retablo de talla dorada del siglo XVIII y la imagen de su patrona, Nuestra Señora de la Concepción, la ermita de Nuestra Señora de Guadalupe, de estilo gótico y su bonito centro histórico, o realizar una ruta por el Cabo de San Vicente, un paisaje de acantilados que se asoman al Atlántico perfecto para ver atardecer, eso sí, no es apto para personas que sufren de vértigo.
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