No es el Taj Mahal: el mausoleo más romántico de España está en un rincón escondido de Jaén

Cuando uno piensa en mausoleos románticos, es inevitable que el Taj Mahal venga a la mente: ese monumento blanco en India, símbolo eterno de amor. Sin embargo, muy lejos de las cúpulas indias, en la provincia de Jaén, se alza un edificio que encierra una historia igual de conmovedora y de pasión que trasciende la muerte. Hablamos del Hospital de los Marqueses de Linares, un imponente conjunto neogótico que guarda el que muchos consideran el mausoleo más romántico de España.
Situado en la ciudad de Linares, este edificio, oficialmente llamado Hospital de San José y San Raimundo, es mucho más que una antigua institución benéfica. Es un testimonio de piedra del amor entre José de Murga y Reolid y Raimunda Osorio y Ortega, los Marqueses de Linares, quienes dejaron su fortuna y su recuerdo a una ciudad que sintieron como propia. El hospital fue construido entre 1904 y 1917, más de una década después de la muerte de ambos, cumpliendo su voluntad testamentaria y financiado íntegramente por su legado.
El edificio, de estilo neogótico, se estructura en torno a un gran patio central, con cuatro alas que se extienden en forma de cruz. Sus altos ventanales, gárgolas, pináculos y detalles ornamentales remiten a la arquitectura medieval europea, pero también al gusto romántico de finales del siglo XIX. En aquel entonces, el edificio estaba destinado a atender a los más desfavorecidos de Linares, en coherencia con la vocación filantrópica de los marqueses.
Hoy, el hospital ya no funciona como tal. El edificio ha sido restaurado y adaptado para usos culturales: sus salas acogen congresos, exposiciones, conferencias y visitas guiadas. Sin embargo, el alma del lugar sigue intacta y basta con entrar en su capilla, una joya arquitectónica que conserva su solemnidad original para detectar que estamos en un lugar especial. Pero lo más sobrecogedor se encuentra justo debajo.
Bajo la capilla se esconde el verdadero corazón del edificio: un mausoleo de mármol y bronce, obra del escultor Lorenzo Collault Valera. Allí reposan, desde hace más de un siglo, los restos de los marqueses, juntos en la eternidad. La delicada escultura, muestra a los esposos juntos, en una postura serena que evoca paz, amor y compromiso más allá del tiempo. La luz filtrada por los ventanales, los detalles en bronce envejecido, y la atmósfera de recogimiento hacen de este rincón un espacio cargado de simbolismo y belleza.
No es de extrañar que quienes lo visitan lo comparen con el Taj Mahal, no por su magnitud, sino por lo que representa: un monumento al amor con mayúsculas.
Más allá de los documentos y testamentos, la figura de los Marqueses de Linares ha estado siempre envuelta en misterio y leyenda. Una de las más conocidas afirma que los espectros de José y Raimunda, así como el de una niña que sería su hija, aún habitan la que fuera su residencia en Madrid: el actual Palacio de Linares, sede de la Casa de América.
Según esta leyenda, José confesó a su padre, Mateo de Murga, haberse enamorado de una joven humilde llamada Raimunda, hija de una cigarrera del barrio de Lavapiés. Al oír el nombre, el padre se escandalizó: la muchacha era hija suya, fruto de una relación extramatrimonial. José fue enviado a Londres para olvidar el asunto, pero el amor pudo más. De regreso, se casó con Raimunda y, al descubrir la verdad, recurrieron a la Iglesia, que les concedió una bula papal especial, la «Casti convivere», que les permitía vivir juntos aunque en castidad.
Se dice que José no pudo soportar la carga emocional y acabó suicidándose. Como estaba prohibido enterrar a los suicidas en terreno sagrado, fue sepultado en el jardín o la capilla de su palacio. La marquesa, sumida en la tristeza, murió poco después.
Hoy, su historia sigue viva en los susurros de los visitantes y en el mármol silencioso de su mausoleo en Linares.
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