“Probarse el primer bañador del verano es una prueba de lucidez”: ¿se puede escapar de la tristeza del bikini?

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Comprar un traje de baño antes de las vacaciones no suele ser un placer. Mujeres reales y expertas comparten sus experiencias sobre este reto anual.
Olivia, de 47 años, es una cirujana de renombre, líder en su campo en Marsella, donde ha trabajado en un hospital durante más de veinte años. Los internos luchan por estar bajo su supervisión, y los pacientes viajan por todo el país para ser operados en su departamento. Sin embargo, el sábado pasado, esta madre de dos hijos, que lo tiene todo a su favor, lloró en el probador mientras se ponía su primer bikini del verano. "Con todas estas operaciones que requieren estar de pie, estas largas horas, estos sándwiches triangulares, los M&M's de la máquina expendedora y, para colmo, la menopausia, me asusté frente al espejo. Estaba blanca como una aspirina, con ojeras, piernas hinchadas, michelines... Fue horrible". A la hora de elegir su nuevo traje de baño para el verano, Olivia no es un caso aislado, a juzgar por los testimonios que ha recibido...
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Sin embargo, en teoría, la prenda nació a principios del siglo pasado para liberar a la mujer, para evocar el sol, el descanso y...
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