¿Deberías deshacerte de tu cámara SLR y cambiarla por una cámara sin espejo?

La migración ha comenzado a un ritmo acelerado. Canon y Nikon anunciaron en 2022 que detendrían el desarrollo de sus centenarias cámaras réflex para centrarse en las cámaras sin espejo. Atrás quedaron los visores ópticos, que están desapareciendo, y con ellos, el conjunto de espejos que lleva la imagen al ojo: todo ha sido reemplazado por un visor de pantalla digital. El cambio no es trivial, pero no ha impedido que muchos usuarios se animen a dar el salto. Le Monde entrevistó a una veintena de ellos para descubrir qué habían ganado o perdido en el proceso.
Muchos, especialmente los más exigentes, están observando un progreso significativo, suficiente para justificar la inversión. Es cierto que la calidad de imagen de las cámaras híbridas apenas supera a la de la última generación de réflex: «Estamos en un punto muerto; las mejoras son mínimas», confirma Pierre-Marie Salomez, editor jefe de la revista Chasseur d'Images . Pero la calidad de imagen no lo es todo.
El autoenfoque, en particular, es crucial: este sistema permite elegir la zona donde la imagen se verá nítida y la que permanecerá desenfocada. Sin embargo, desde hace varios años, el autoenfoque ha cometido menos errores en las cámaras híbridas que en las réflex. También es más práctico: «Puedes enfocar la florecita en la esquina superior izquierda del encuadre, y si un perro entra en la imagen, no se moverá», explica Pierre-Marie Salomez. Esto simplifica no solo la toma de fotos, sino aún más la grabación de vídeo, como atestigua Baptiste Babeau, ingeniero de 30 años y autor de cortometrajes: «Cambiar a cámaras híbridas me permitió mover la cámara libremente sin preocuparme por ella».
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Le Monde