En el Palacio de Bellas Artes de Lille, una idea detrás de la celebración

En el norte, la fiesta es cosa seria. Y lleva ya tiempo en pie, como demuestra la exposición "Festividades y Celebraciones Flamencas" del Palacio de Bellas Artes de Lille. Fruto de una colaboración franco-belga, esta interesantísima exposición se remonta a los siglos XVI y XVII, a través de un centenar de obras (pinturas, instrumentos musicales, armas, gigantes de papel maché, etc.), procedentes de Bruselas, Viena, Madrid, Ámsterdam y París. ¿Cómo no asociar las festividades flamencas con la colorida pintura "El Rey Bebe" de Jacques Jordaens (1638-1640), cedida por los Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica y presentada al final de la exposición?
Es un banquete, cuyo centro lo ocupa un anciano risueño, de rostro enrojecido y coronado, con una copa de vino y un pastel como cena. A su alrededor, los invitados, apiñados como sardinas y particularmente borrachos, con la boca torcida, brindan, gritan y tocan la gaita. En la parte superior del cuadro, un loco agita su caballito de madera y sus campanillas; en la parte inferior, un perro salta; a la derecha, una mujer limpia el trasero de un bebé; y en una esquina, observamos un autorretrato del pintor —el propio Jacques Jordaens— escupiendo sus tripas al volcar una bandeja. ¡Menuda escena de jolgorio donde la gente parece divertirse! Pero antes de llegar a este punto álgido del desenfreno —que también es una clara parodia del poder—
Libération