Estos tejedores egipcios que cuentan la historia de la vida rural

En la aldea de Harraniya, al sur de El Cairo, un centro de arte se dedica a preservar el arte tradicional del tapiz. Hombres y mujeres egipcios se forman allí y dan rienda suelta a su creatividad tejiendo escenas de la vida rural cotidiana, informa The New Arab.
Naglaa Farouk Radwan, artista del bordado de la campiña egipcia, nunca imaginó que sus tapices y batiks [un antiguo arte textil] darían la vuelta al mundo. Sus obras, que evocan escenas de su pueblo, se han exhibido en parlamentos, museos, teatros de ópera, galerías de arte e incluso en las Naciones Unidas.
Los hilos se entrelazan armoniosamente, todos los matices de color se extienden ante ella. Otro tapiz que representa su aldea cobra forma. ¿Cómo encontrar la creatividad? La pregunta no surge; simplemente deja volar tu imaginación, un hilo a la vez.
Naglaa creció en Harraniya, un pueblo cerca de las Pirámides de Giza [cerca de El Cairo]. A los 11 años, empezó a acompañar a su madre, Gariah Mahmoud, quien tejía tapices y batiks a mano en el Centro de Arte Ramsés Wissa Wassef. Conserva un vívido recuerdo del árbol que empezaba a tomar forma en el telar de su madre, una réplica exacta del que había cerca de su propiedad.
Fue en este espacio creativo donde Naglaa tomó un pequeño telar y comenzó a manipular los hilos, marcando el inicio de su carrera artesanal, hace casi cuarenta y un años. Siempre que tenía un momento libre...
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