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La aguja, un invento que cambió nuestra vestimenta... y la humanidad

La aguja, un invento que cambió nuestra vestimenta... y la humanidad

Las estatuillas de Venus del Paleolítico son más conocidas por sus características sexuales. Se ha sugerido que estas esculturas, que a menudo representan formas femeninas voluptuosas, realizadas hace unos 30.000 a 20.000 años, pueden haber sido figuras rituales de fertilidad, representaciones de la diosa madre o autorretratos. Pero pocas personas los ven como iconos de la moda. Sin embargo, algunos ofrecen una buena idea de cómo vestía una mujer elegante en la Edad de Piedra. Una de ellas, de Kostienki, Rusia, lleva un vestido cruzado con tiras, mientras que otras llevan minifaldas. En cuanto a la famosa Venus de Willendorf, su único adorno es un tocado trenzado, pero es muy hermoso.

Estas estatuillas están muy lejos de la idea que habitualmente tenemos de hombres prehistóricos envueltos en pieles de animales. Según la arqueóloga Olga Soffer, profesora emérita de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, el hecho de que su ropa esté representada con tanto detalle habla de la importancia de la ropa para estas sociedades que vivieron hace decenas de miles de años.

Lo que inicialmente respondía simplemente a una necesidad –la de mantenerse caliente– terminó sirviendo como medio de expresión estética. Hoy en día, nuevos descubrimientos están revolucionando la manera en que entendíamos hasta ahora esta evolución.

Como la ropa está hecha de materiales perecederos, las prendas más antiguas encontradas tienen sólo unos diez mil años. Pero es posible seguir su evolución hasta un período anterior por otros medios, como lo muestran las Venus. Estas estatuillas proporcionan pistas arqueológicas sobre los orígenes extremadamente antiguos de capas sencillas, pero también de prendas más elaboradas.

Sin embargo, es en el uso de las agujas, la técnica más ligada a la indumentaria, donde las investigaciones aportan los datos más sorprendentes. Revela cómo nuestros antepasados ​​convirtieron el objeto funcional de la vestimenta en una necesidad social y un medio de afirmación.

“Si bien hoy nos parece perfectamente natural usar ropa y no estar desnudos en público, este hábito no es evidente”, explica Ian Gilligan, de la Universidad de Sydney (Australia). “Además, ninguna otra especie animal usa ropa”.

Por supuesto, hay raros ejemplos de animales a los que les gusta adornarse con objetos y transmitir esta moda a sus congéneres, como las orcas que se cubren la cabeza con una especie de sombrero color salmón, o los chimpancés que se ponen una brizna de hierba en las orejas, pero los seres humanos han dado a la vestimenta una dimensión completamente nueva.

Para entender cómo hemos llegado hasta aquí tenemos que remontarnos casi 2 millones de años atrás, al momento en el que nuestros antepasados ​​perdieron su capa capilar. Esto es lo que les habría ayudado a sobrevivir en el clima cálido y seco que prevalecía en ciertas regiones de África en esa época, además de su mayor poder sudoroso.

Sin embargo, la falta de pelo corporal se convirtió en una clara desventaja más tarde, cuando el clima se enfrió o estos homínidos migraron a regiones más frías. Pero gracias a su inventiva, nuestros antepasados ​​lejanos encontraron formas de superar este obstáculo térmico. "Aunque no tenemos ninguna ropa de ese período, tenemos varias evidencias indirectas de su existencia", dice Ian Gilligan.

La primera evidencia de que los homínidos se cubrían proviene de raspadores de piel. Estas herramientas de piedra planas, que aparecieron hace unos 500.000 años, se utilizaban para limpiar el interior de las pieles de los animales, un paso esencial en la fabricación de prendas de piel.

Esta evolución corresponde a un importante punto de inflexión en el clima de la Tierra, con no sólo un descenso de las temperaturas medias sino también variaciones extremas de temperatura durante períodos demasiado cortos para permitir la adaptación humana a través del desarrollo de nuevas características, como el recrecimiento de una cubierta de cabello. Francesco d'Errico, investigador de la Universidad de Burdeos, señala: «Resulta increíble que las primeras evidencias del uso de herramientas de piedra para trabajar pieles de animales coincidan precisamente con el inicio de un período más frío y marcado por cambios climáticos repentinos, hace entre 500.000 y 400.000 años».

Sin embargo, en aquella época, el apego de nuestros antepasados ​​a la vestimenta aún no era completo. Es por esto que encontramos más raspadores de piel en sitios ocupados durante las fases frías que en aquellos ocupados durante los períodos cálidos. “Esto indica que la gente usaba ropa para abrigarse cuando era necesario, pero permanecía desnuda cuando el clima se volvía más templado”, afirma Ian Gilligan. En otras palabras, la ropa sólo tenía una función utilitaria y sólo se usaba ocasionalmente.

Otras pistas provienen de marcas de corte características en los huesos que indican que un animal fue desollado por su piel. Análisis de huesos encontrados en el

Courrier International

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