Lorde, la joya del electro-pop neozelandés: "En 'Virgin', quise documentar mi feminidad"

Una joven con aspecto de caballero irrumpió en los salones de la casa de moda Balenciaga el 9 de julio en París. Su larga cota de malla dejaba al descubierto dos cintas adhesivas pegadas a sus pechos, un cinturón oscuro alrededor de unos vaqueros rotos y zapatos afilados como flechas.
Conocida como Lorde, la cantante de 28 años respondió a la invitación de un estilista que, como ella, combina radicalismo estético y visibilidad mediática: ese día, Demna orquestó su último desfile para Balenciaga, de la que era director artístico desde 2015. Antes de unirse a Gucci, el georgiano quería rodearse de personalidades tan deslumbrantes y comentadas como sus colecciones: la influencer Kim Kardashian, la actriz Nicole Kidman, la estrella del pop Aya Nakamura…
Tantas figuras prominentes del mundo de los altos vuelos hicieron que Lorde fantaseara con la canción que la hizo famosa hace doce años, « Royals ». ¿Se siente hoy a gusto entre esta pequeña élite para la que los desfiles de moda son como un gran baile, si no una reunión familiar?
Título nobiliario inquietanteElla Yelich-O'Connor —su verdadero nombre— creció en la lejana Mancomunidad de Nueva Zelanda. Cuando debutó como solista en 2012, con tan solo 16 años, eligió un seudónimo que denotaba aristocracia, salvo por la diabólicamente moderna "e" final que pone en duda su identidad: Lorde. Bajo este inquietante título nobiliario, se ha convertido en una de las voces más admiradas del circuito pop.
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Le Monde