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"En casa, siempre había un tablero de ajedrez en el salón": Fiorina Berezovsky, residente de Mónaco y campeona francesa de ajedrez cadete.

"En casa, siempre había un tablero de ajedrez en el salón": Fiorina Berezovsky, residente de Mónaco y campeona francesa de ajedrez cadete.

Tras su amplia sonrisa y naturalidad, Fiorina cultiva un rigor formidable. Tras vivir en Mónaco desde los seis años, tras una infancia entre Alemania y Estados Unidos, acaba de proclamarse campeona francesa de ajedrez cadete con una impresionante puntuación de 7,5 sobre 9.

"Sus partidas, retransmitidas en directo por Internet, despertaron un gran entusiasmo entre los miembros del club, que siguieron con fervor su camino hacia la victoria", afirmó el Club de Ajedrez de Montecarlo, del que es miembro desde siempre.

Una pasión familiar

Hija de un maestro internacional y profesor de ajedrez, se dio cuenta de que, por así decirlo, "se aficionó a esto de pequeña ". "Mis padres se conocieron en un torneo de ajedrez en Ucrania cuando tenían 14 años. Nos transmitieron su pasión; toda mi familia juega", confiesa la estudiante de secundaria . "En casa, siempre había un tablero de ajedrez en la sala".

Pero mientras sus hermanos y hermana finalmente abandonaron los torneos, Fiorina se dedicó al tenis. Y dejó huella. Tras años de progreso metódico, ganó el título supremo en Vichy este año, tras quedar subcampeona el año pasado. "Ha sido un objetivo mío desde hace mucho tiempo: ser campeona de Francia antes de cumplir los 18", asegura la joven.

Este éxito no es casualidad. Estudiante de último año de secundaria en el Liceo Albert-Ier de Mónaco, compagina las exigentes asignaturas con el entrenamiento diario. «Al menos una hora al día y, a menudo, más los fines de semana», explica.

"Estamos muy orgullosos de ella porque ha recorrido un largo camino para llegar hasta aquí. Sé que trabaja muy duro", dice su hermano.

Su pasión no se limita al juego. A Fiorina también le fascina el mundo de los torneos, los viajes, la estrategia y la confrontación. «Se puede aprender muchísimo del ajedrez. Para mí, es un deporte que refleja la vida. Cada posición te obliga a tomar decisiones; tienes que pensar y anticiparte al plan del otro jugador».

En el Club de Ajedrez de Montecarlo, al que asiste desde su llegada al Principado, Fiorina se ha convertido en un miembro clave con los años. Ha visto cómo el local se llenaba, sobre todo tras el éxito de la serie Gambito de Dama . «Muchos jóvenes vienen a vernos y dicen: 'He visto la serie, quiero aprender'. También hay niños pequeños de 3 o 4 años que vienen al club y empiezan a aprender a mover las piezas», celebra la joven campeona.

Y si ella es la única chica de su edad que compite a este nivel en su club, espera inspirar a otras.

Embajador de la Paz y el Deporte

Comprometida y curiosa, Fiorina también es embajadora junior de Paz y Deporte desde 2022, convencida de que el ajedrez puede ser un vehículo para el diálogo. Visualiza su futuro entre los negocios, el marketing, la educación superior y un rol como influencer de ajedrez en redes sociales para desempolvar la imagen que se aferra a su pasión.

Porque mientras a algunos les cuesta mantener la concentración durante unos minutos, Fiorina puede jugar partidas de más de seis horas sin flaquear jamás. «Eso es lo que me ha dado el ajedrez: paciencia, disciplina, concentración».

¿Siguiente paso? Un podio mundial en la categoría adulta. Con una certeza: Fiorina no ha dejado de causar sensación.

Nice Matin

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