Entre las cuestiones ecológicas y la apertura, en Aude, se libra una batalla para relanzar la línea Limoux-Quillan.

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Suspendido desde 2018 por decisión del Estado y SNCF Réseau, este proyecto enfrenta a los trabajadores ferroviarios de la CGT con el alcalde LR de Quillan, Pierre Castel, cercano a la extrema derecha. Mientras la izquierda apoya este relanzamiento del tren para revitalizar económicamente una zona devastada, el alcalde apuesta por un corredor verde destinado al turismo de masas y estacional.
Carcasona y Quillan (Aude), enviado especial.
¿Puede un alcalde arrancar las vías del tren de una línea suspendida en su ciudad? Esta escena surrealista casi ocurrió en Quillan, un pequeño pueblo ubicado en el valle superior del Aude. Fue allí, a los pies de los Pirineos , donde el concejal Pierre Castel (LR), deseoso de retirar las vías para instalar en su lugar una vía verde turística, quiso dar un impulso a su proyecto el 16 de noviembre de 2024, con la ayuda de una excavadora.
"No vamos a parar los trenes", bromeó en la prensa local, aunque desde enero de 2018 los trenes dejaron de circular entre su ciudad y la prefectura de Carcassonne, vía Limoux. El intento provocó un contraataque de los ferroviarios de la CGT. "Estas amenazas nos indignaron. La CGT (Confederación General del Trabajo) ha pedido al prefecto y a SNCF Réseau que no interfieran con el bien común que son los ferrocarriles. Afortunadamente, sus respuestas fueron firmes", celebra Bruno Bréhon. Director regional de la CGT de trabajadores ferroviarios.
Las sanciones a las que se enfrentarían el alcalde y sus allegados podrían llegar hasta veinte años de cárcel y una multa de 300.000 euros. La acción del 16 de noviembre ha cambiado pues de naturaleza. Aunque la excavadora estaba presente, para simular el desgarro de los raíles, Pierre Castel y la asociación Tous pour la voie verte simplemente repintaron una parte de los raíles con un decapante de óxido... de color verde. No somos idiotas. Reconstruir el tren cuesta 100 millones de euros...
L'Humanité