Funcionamiento "aleatorio" de una alarma de piscina privada: ¿qué indemnización por accidente?

La piscina es un lugar peligroso para los niños menores de 4 años: atraídos por el agua sin ser conscientes del peligro, se ahogan sin luchar ni gritar.

Si permanece sumergido menos de un minuto, puede salvarse. Entre uno y tres minutos, corre el riesgo de sufrir secuelas graves, como cuadriplejia, debido a que la falta de oxígeno causa daño cerebral irreversible. Más allá de los tres minutos, es la muerte.

Para prevenir ahogamientos, las piscinas privadas deben estar equipadas con al menos uno de los siguientes cuatro dispositivos de seguridad: un refugio, una alarma, una barrera o una cubierta. La alarma no debe activarse de forma aleatoria, como se muestra en el siguiente caso.

El domingo 16 de julio de 2017, alrededor de las 17 horas, cuando ^{la Sra.} X terminó su siesta en el primer piso de una casa de vacaciones, bajó a la planta baja y vio a su hijo A., de 3 años, inconsciente, flotando en la superficie de la piscina, cuya alarma no había sonado.

Ella grita y salta a la piscina. Suena la alarma, mientras los vecinos acuden rápidamente y le practican un masaje cardíaco al niño, a la espera de la llegada de los bomberos. A. es reanimado, pero presenta graves secuelas neurológicas.

En 2020, el Sr. y ^{la Sra.} X demandaron al Sr. Y, propietario de la casa vacacional, para obtener una indemnización por los daños sufridos por A. Lo acusaron de no activar la alarma. Él se quejó de que no habían supervisado a su hijo.

Antes del accidente, A. dormía la siesta en su habitación del primer piso. Tenía dos puertas. Sus padres habían cerrado con llave la que daba al pasillo, pero no la del baño. Cuando A. despertó, pasó por el baño y luego a la habitación contigua de sus padres, donde dormían, sin despertarlos. Abrió la segunda puerta, que daba a una escalera, bajó, cruzó una habitación en la planta baja y cruzó una puerta de cristal que daba a la piscina.

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