Los inquilinos deben saber: esta información solicitada por los propietarios es ilegal y no debe divulgarse.

"¿Pero por qué me preguntan eso?" A Mélanie (nombre ficticio) le costaba creerlo. Llevaba varios días buscando un lugar para vivir en el sur de Francia. Salir de la capital: era hora de regresar a su región natal, el Gard. Tras tener dificultades para encontrar apartamento en París, pensó que encontraría fácilmente su nuevo hogar, con cierta solvencia económica gracias a sus 3000 euros mensuales.
Con el expediente bien preparado (documentos de identidad, nóminas, notificaciones fiscales, etc.) y varios apartamentos seleccionados, las llamadas a las agencias se multiplicaron para programar visitas. Si bien con algunas agencias esto se organizó rápidamente, otras tenían requisitos que excedían el marco legal.

"Para ver un apartamento de dos habitaciones y 59 m², una agencia me pidió que enviara mi solicitud con antelación y rellenara una hoja informativa", explica Mélanie. Hasta ahora, ha sido el procedimiento habitual. Pero cuando rellena el formulario que le proporciona el profesional, la futura residente de Gard se queda perpleja. "Había una línea donde me pedían que rellenara mi número de la seguridad social y el de mi avalista", dice. Considera que es una solicitud inapropiada para una propiedad de alquiler y decide no completarla.
Tenía razón. De hecho, es ilegal que las agencias inmobiliarias o los arrendadores pidan a los posibles inquilinos su número de la seguridad social. Tampoco se permite una copia de la tarjeta Vitale. Desde el 5 de noviembre de 2015, una lista detalla expresamente todos los documentos que se pueden solicitar a un inquilino y a su avalista. El número de la seguridad social no figura, por lo que es completamente ilegal solicitarlo.
Esto es aún más peligroso porque en caso de una fuga de datos o un uso malicioso de la información, el número de seguridad social puede utilizarse fácilmente para cometer fraude y llevar a la persona a una estafa que solo sufrirá.
Mélanie no está sola en esto. Otras cuentas en foros y redes sociales reportan solicitudes similares de propietarios. En esta situación, es necesario emitir una advertencia legal o incluso iniciar un proceso judicial. Se prevé una multa de 3.000 € para particulares y de 15.000 € para profesionales, con prohibición de gestión de alquileres, por solicitar documentos justificativos no autorizados. En cuanto a nuestra mujer de treinta años, pudo visitar la propiedad, a pesar de negarse a completar la ficha informativa.
L'Internaute