Testimonios. Intercambiaron su alojamiento para las vacaciones: «Es un ahorro enorme».

El intercambio de casas permite salir de los caminos trillados durante las vacaciones, como atestiguan los lectores de EBRA, que repiten rápidamente la experiencia.
Thomas, de 33 años y originario de Riedisheim (Alto Rin), dudó antes de lanzarse a un intercambio de casa: «Me pareció un poco extraño pensar que desconocidos vinieran a pasar unos días en mi casa mientras yo estaba fuera. Pero al fin y al cabo, los viajeros son amables y cuidan la casa en la que se alojan», confiesa. Véronique, de 59 años y originaria de Redon (Ille-et-Vilaine), también dudó durante mucho tiempo: «Tuve que superar la ansiedad de ceder mi espacio a desconocidos. Pero enseguida, el miedo a los robos y a los daños se desvaneció para dar paso al intercambio en toda su dimensión», cuenta esta mujer, que desde entonces ha realizado ¡42 intercambios!
Pascal, de 64 años y oriundo de Dizy (Marne), es un asiduo a la fórmula que lleva 25 años usando con Intervac. "Hemos realizado 63 intercambios por toda Europa y también en Francia. Nos motivó el aspecto económico, la comodidad y el hecho de estar completamente inmersos en la vida de la gente y no en un centro donde se agrupan todos los turistas", explica. Para Hélène, de 65 años y oriunda de Lyon (Ródano), este tipo de estancia simplemente le ha permitido despegar. "Nunca habríamos podido viajar tanto sin esta fórmula", dice esta mujer que la usa desde hace 10 años. Lo mismo le ocurre a Thomas: "Hemos ahorrado muchísimo y podemos encontrar alojamiento que no habríamos podido permitirnos, como un apartamento en Miami con una ubicación inmejorable", explica.
“Se trata de calzarse las zapatillas de este nuevo espacio por un tiempo determinado”.Algunos han estado en todo el mundo, como Véronique: «De Nueva York a Reikiavik, pasando por Berlín, Praga, Ámsterdam, Viena, Salzburgo, en una casa o un apartamento, cada lugar fue un descubrimiento. Este verano vamos a España, a Alicante, junto al mar, a buscar una casa con piscina», se alegra.
Además de ser una buena opción económica, el intercambio de casas también es una experiencia única, según Denis, de 67 años, de La Chapelle-Saint-Mesmin (Loiret): "¡Es una verdadera inmersión en otro entorno! Las casas cuentan la historia de un país, su estilo de vida, su día a día mejor que cualquier guía o blog", opina. "Encontrarse en una casa no es como estar en un hotel. Es vivir en un lugar, ir de compras como si vivieras allí, interactuar con los vecinos. Es vivir en este nuevo espacio por un tiempo determinado", resume Véronique.
Y a veces, se crean conexiones entre anfitriones y huéspedes. "Aprecio todos los pequeños detalles, la información sobre lo interesante y lo que es una trampa para turistas, compartir mis lugares favoritos, los consejos...", dice Yanne, de 64 años, de Marsella (Bouches-du-Rhône). "Hemos tenido encuentros maravillosos, algunos de los cuales se han convertido en amistades", dice Pascal, ya citado. "En cada ocasión hemos conocido a gente respetuosa y muy amable", dice Vincent, de 47 años, de Dijon (Côte-d'Or), ¡quien tiene la intención de repetir la experiencia!
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