Todo el mundo está loco por las proteínas en abundancia.

Desde agua saborizada hasta té helado y brotes tiernos, los alimentos ricos en proteínas están por todas partes. Las marcas promocionan una ingesta "saludable" para los músculos, la salud y el sueño. "The Atlantic" desmiente esta recomendación con una cena particularmente absurda, con un total de 170 gramos de estas supuestas macromoléculas milagrosas.
A principios de la década de 1950, el polvo Hi-Proteen, uno de los primeros suplementos proteicos, llegó al mercado estadounidense. Al principio, su sabor era repugnante. Pero cuando su creador, el famoso levantador de pesas Bob Hoffman, le añadió el chocolate Hershey's, el sabor mejoró. (Usaba un remo de canoa para remover la mezcla en un enorme tanque).
Desde entonces, los productos proteicos han evolucionado mucho... pero quizá se han excedido. El otro día, en el gimnasio, me ofrecieron una lata de "té helado proteico " con sabor a limón. La lista de ingredientes del paquete con rayas amarillas anunciaba 15 gramos de proteína por lata, aproximadamente lo que obtendrías comiendo tres huevos.
Al parecer, los batidos y las barritas de proteínas se acabaron. Los estadounidenses están obsesionados con las proteínas, tanto que el té helado proteico era probablemente inevitable. Siempre que surge una tendencia, la industria alimentaria no puede evitar sumarse: piensen en la mantequilla de cacahuete "vegana" (como si esa pasta no fuera ya vegetariana) o en las galletas de calabaza sin gluten para perros.
Pero aún así
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