Turismo. Campamentos vacacionales: del Luberon a estancias inspiradas en Harry Potter, la enorme diferencia de precios.

Escalada, Liga de Campeones de fútbol juvenil, equitación, musicales, sin olvidar, por supuesto, la creación de contenidos o el periodismo, e incluso estancias lingüísticas al estilo de Harry Potter... ahora hay estancias vacacionales para todos los gustos y presupuestos. «Hace unos años, se trataba de perfeccionar el deporte o la actividad que se practicaba a lo largo del año, participar en visitas culturales o incluso viajar al extranjero... ahora, las estancias vacacionales también sirven para ampliar los estudios», comenta Arnaud de Béchevel, director general de Vitacolo, una asociación que organiza vacaciones basadas en proyectos.

Una nueva visión para los campamentos de verano, impulsada por la operación "Vacaciones de Aprendizaje", lanzada por el gobierno en 2020, tiene como objetivo "responder a la necesidad de experiencias colectivas, compartir y movilizar conocimientos", según recuerda el Ministerio de Juventud y Deportes. Los organizadores de las vacaciones han aprovechado la situación para inflar los precios.

El precio de una semana oscila actualmente entre 500 y 2500 euros por niño, según el Instituto Nacional de la Juventud y la Educación Popular (Injep) (*). Las estancias más económicas son las que ofrecen los comités de empresa, como las de la RATP o la SNCF, en el Luberon o Bretaña, por ejemplo. Y las más caras son, por supuesto, las que corresponden a destinos en el extranjero, pero también a las temáticas más originales. Una semana de Harry Potter en Escocia o Londres costará entre 1500 y 2500 euros, según la organización. Las diversas ayudas que ofrece el Estado para reducir la factura ( como el Colo Pass, introducido en el verano de 2024 ), están lógicamente destinadas a las familias con menos recursos .

Independientemente de si hay ayudas gubernamentales, «el precio medio de una semana de vacaciones para un niño es actualmente de 1.090 €», señala el Instituto Nacional de Juventud y Educación Popular en su último informe. «Puede parecer caro, pero en realidad es una inversión de futuro. Una semana de campamento de verano hoy es una oportunidad para aprender los principios de la colaboración y la convivencia, para hacer realidad el deseo de crear y presentar un proyecto propio... Habilidades que nos serán útiles el resto de la vida», argumenta el director de Vitacolo.

Bruno, monitor y director de campamentos desde hace varias décadas, ve este cambio con decepción. Para él, se trata principalmente de marketing. «Convivir, compartir proyectos, ese siempre ha sido el objetivo de los campamentos. Pero ahora que los niños salen a actividades todas las tardes [incluso durante las estancias tradicionales, nota del editor], ya no tenemos tiempo para organizar nada con ellos», lamenta este veterano de la actividad. «Recuerdo una vez que hacíamos que los niños hicieran un espectáculo de luz y sonido que presentaban en el pueblo al final de la estancia, o incluso un pequeño concierto. Eso ya no existe...», se resigna Bruno.

(*) Encuesta a organizadores de acogida colectiva de menores con alojamiento de la Dirección de Juventud, Educación Popular y Vida Comunitaria (febrero 2025).