«El Estado de Nueva Caledonia, si existiera, no sería más que una comunidad territorial francesa, desprovista de soberanía.»

El 12 de julio se firmó en Bougival (Yvelines) un proyecto de acuerdo sobre el futuro de Nueva Caledonia . El Frente de Liberación Nacional Canaco y Socialista (FLNKS) pretendía obtener una base escrita para presentarla a sus autoridades. El revuelo mediático en torno a esta firma contrasta con las posturas del presidente del FLNKS y de la Unión Caledonia, quienes expresaron su rechazo al texto . El congreso del FLNKS decidirá el 9 de agosto. No obstante, el gobierno anunció el 30 de julio la convocación de una comisión para redactar los textos. El Estado parece dispuesto a avanzar a falta de consenso con los separatistas, lo que plantea la cuestión del significado mismo de esta palabra.
El proyecto se basa en el reconocimiento de una simple " identidad kanak " dentro de un "pueblo caledonio" que se convertiría en sujeto político de autodeterminación. Esto resultaría en la supresión del derecho a la descolonización reconocido al pueblo kanak por el derecho internacional, reduciéndolo a una existencia cultural indígena dentro de un Estado-nación no indígena. El texto no menciona el reconocimiento explícito del pueblo kanak, ni el nombre Kanaky, incluso asociado a Nueva Caledonia, ni la bandera kanak, lo que pone de relieve la asimetría de las concesiones.
Este proyecto no se inscribe en una lógica de descolonización externa, sino en una integración a la República mediante un estatus de autonomía interna. Se basa en la Resolución 2625 de la Asamblea General de las Naciones Unidas (1970), que permite otorgar un estatus político sin pasar por la independencia formal. El objetivo, por lo tanto, es la eliminación de Nueva Caledonia de la lista de territorios de la ONU para descolonizar, en el momento que se considere oportuno.
El reconocimiento de un Estado de Nueva Caledonia es como un aluvión de palabras. Según los criterios de la Convención de Montevideo (1933), un Estado presupone un territorio delimitado, una población permanente, un gobierno efectivo y la capacidad de celebrar tratados. A esto, las Naciones Unidas añaden la posibilidad de retirarse unilateralmente de un acuerdo de asociación, si existe. Ninguno de estos criterios se cumple. El Estado de Nueva Caledonia, de existir, no sería más que una colectividad territorial francesa, desprovista de soberanía.
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Le Monde