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Golpe de fuerza

Golpe de fuerza

Se suele decir que en un referéndum el pueblo no responde a la pregunta formulada, sino a quien la formula. El referéndum sobre el TCE del 29 de mayo de 2005 es un claro contraejemplo. La ratificación de esta Constitución europea debía ser sólo una formalidad. Tanto en la izquierda como en la derecha, los partidos dominantes se mostraron favorables al texto elaborado por Valéry Giscard d'Estaing. Los editorialistas de los grandes medios de comunicación también promovían el voto por el sí. Pero algo inesperado hizo descarrilar el anunciado plebiscito: el movimiento izquierdista "no". Un movimiento basado en un único objetivo: dar a conocer el texto completo de esta famosa constitución.

Apoyándose en redes de activistas, en particular las del Partido Comunista Francés, pero no sólo, se organizaron miles de debates, reuniones y manifestaciones en todo el país. L'Humanité participó publicando un número especial analizando cada artículo del TCE. Y poco a poco, la opinión cambió. El TCE tenía como objetivo “grabar en piedra” los principios neoliberales de la Unión Europea. Ciertamente hubo un no de derecha, reaccionario y nacionalista. Pero fue la dinámica del “no” de la izquierda la que cambió la situación. Abrió la perspectiva de otra Europa, democrática y social.

Este movimiento, lamentablemente, no encontró una salida política en un calendario dominado por las elecciones presidenciales de 2007. Pero el deseo, la esperanza de algo más estaba allí. El lado del sí se propuso destruirlos. Con un solo método: hacer entender al pueblo, de una vez por todas, que su opinión, su voto, no cuenta. Éste fue el objetivo ideológico fundamental de la adopción del Tratado de Lisboa.

El mismo escenario se repitió en otros países: Países Bajos e Irlanda. Al negar el voto popular y reducir el voto "no" a su componente reaccionario, Sarkozy y los de su calaña han conseguido ciertamente aplastar la esperanza, pero sobre todo han ampliado la brecha entre los ciudadanos y la política. Fomentando así la deriva fascista que hoy amenaza a todos los países de la Unión Europea.

La emergencia social es la prioridad de la humanidad cada día.

  • Al exponer la violencia de los jefes.
  • Mostrando lo que experimentan quienes trabajan y quienes aspiran a hacerlo.
  • Proporcionando a los empleados claves de comprensión y herramientas para defenderse de políticas ultraliberales que degradan su calidad de vida.

¿Conoce otros medios de comunicación que hagan esto? ¡Apóyanos! Quiero saber más.

L'Humanité

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