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Los diputados votarán sobre la devolución de un instrumento musical sagrado robado por Francia en Costa de Marfil

Los diputados votarán sobre la devolución de un instrumento musical sagrado robado por Francia en Costa de Marfil

Robado hace más de un siglo por Francia, el tambor parlante Djidji Ayôkwé está a punto de regresar a Costa de Marfil. Se espera que una votación en la Asamblea Nacional, poco después de las 15:00 horas de este lunes 7 de julio, valide esta restitución, seis años después de la solicitud oficial de Abiyán. Con tres metros de largo y 430 kg de peso, este instrumento sagrado se utilizaba para transmitir mensajes rituales y alertar a los aldeanos, por ejemplo, durante operaciones de reclutamiento forzoso o alistamiento militar.

Incautado en 1916 por las autoridades coloniales a la etnia Ebrié, fue enviado a Francia en 1929, exhibido en el Museo del Trocadero y posteriormente en el Museo del Quai Branly. Restaurado en 2022, se conserva en una caja a la espera de su devolución. La devolución de este emblemático tambor cumple un compromiso adquirido por Emmanuel Macron en 2021. El proyecto de ley, debatido en la Cámara de Representantes y ya aprobado a finales de abril en el Senado, permite la desclasificación de este bien cultural, violando el principio de inalienabilidad de las colecciones públicas.

Costa de Marfil presentó oficialmente su solicitud en 2019. «Pero las comunidades locales la llevan solicitando desde la independencia», según Serge Alain Nhiang'O, fundador de la asociación Mes de la Historia Negra de Marfil en Abiyán. Es el primer elemento de una lista de 148 obras que Costa de Marfil ha solicitado que se devuelvan a Francia, y su devolución «podría convertirse en un símbolo muy poderoso», según el activista. Desde el lado francés, esta restitución se considera un acto de reconocimiento. «La devolución del tambor contribuirá a la reparación de una extorsión cometida durante la época colonial, testimonio de nuestra concienciación», afirmó el diputado Bertrand Sorre (Renacimiento), ponente del texto, antes de la votación.

Pero esta operación también pone de manifiesto la lentitud del proceso francés. Hasta la fecha, solo 27 obras han sido devueltas oficialmente a países africanos desde la aprobación de una ley en diciembre de 2020, que permitió el regreso de los 26 tesoros de Abomey a Benín y del sable de El Hadj Omar a Senegal. Considerada pionera, Francia parece ahora ir a la zaga de otros países occidentales, según la antropóloga Saskia Cousin, profesora de la Universidad de Nanterre, citando como ejemplo a Alemania, que ha iniciado un inventario real de obras en museos, a diferencia de Francia, donde existe una clara reserva de información.

Las repatriaciones también se están llevando a cabo de forma esporádica, a falta de una ley marco prometida por el jefe de Estado para facilitar estos procesos, lo que se ha convertido en una "pista falsa", explica el académico. Permitiría evitar una ley específica para cada restitución, un proceso largo y complejo, al derogar por decreto el principio de inalienabilidad de las colecciones públicas. En 2023, Francia adoptó dos leyes marco: una para devolver los bienes expoliados durante la Segunda Guerra Mundial a familias judías y otra para regular la devolución de restos humanos de las colecciones públicas. Sin embargo, la tercera ley, anunciada para los objetos expoliados durante la colonización, aún no ha visto la luz.

En 2024, se presentó un texto al Consejo de Estado. En un dictamen publicado por Le Monde , el tribunal solicitó una nueva revisión, considerando que la restitución debía basarse en un "interés general superior" similar al identificado con respecto a los bienes expoliados por los nazis. Según el periódico, el motivo de la restitución mencionado en el texto era la cooperación cultural con las antiguas colonias. A juicio del Consejo de Estado, esto no bastaría para justificar una vulneración de la inalienabilidad de las colecciones públicas.

Para algunos, exigir un "interés general superior" equivaldría a convertir el proyecto en un texto de "arrepentimiento" sobre la colonización, un debate que el ejecutivo parece querer evitar. Según Saskia Cousin, Francia "no tiene un problema" con la restitución, sino con "la forma en que piensa sobre su pasado imperial". Presionada por los diputados de la Comisión de Asuntos Culturales sobre el futuro de esta ley, la ministra de Cultura, Rachida Dati, afirmó la semana pasada que el texto había sido objeto de nuevos trabajos y que deseaba presentarlo al Consejo de Ministros a finales de julio. La alcaldesa del distrito 7 de París espera un debate en el Parlamento antes de fin de año, aunque afirma que quiere evitar que abra la puerta a la instrumentalización.

Libération

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