Presupuestos Generales del Estado: «Es urgente una reflexión más estructural sobre los ingresos y gastos públicos»

El plan de reducción del déficit de 44 000 millones de euros presentado por el primer ministro el martes 15 de julio es un asunto tanto económico como político, como cualquier presupuesto público. La situación actual de Francia exige que este presupuesto se enmarque en un esfuerzo más amplio para sanear las finanzas públicas.
De hecho, el plan de François Bayrou, de una envergadura ya sin precedentes, representa solo alrededor de una cuarta parte del ajuste necesario para frenar el aumento de la deuda. Si bien las medidas actuales, que por supuesto deben debatirse, son los pasos futuros los que deben definirse a pesar del horizonte cada vez más corto del debate político.
La profusión de cifras puede ser abrumadora. En primer lugar, las estimaciones convergen: el déficit debería reducirse en unos 110 000 millones de euros para estabilizar la deuda pública de forma sostenible. De los 44 000 millones de euros anunciados por François Bayrou, una parte se destina simplemente a evitar que el déficit supere su nivel actual. En consecuencia, el esfuerzo de reducción del déficit se estima en 27 000 millones de euros, aproximadamente una cuarta parte del esfuerzo total necesario para estabilizar la deuda.
La elección de medidas variadasEsta consolidación no se traducirá necesariamente en una disminución del poder adquisitivo, sino más bien en una desaceleración del crecimiento. Según nuestras previsiones, el crecimiento real será del 1,1 % en 2026. Por lo tanto, el esfuerzo de 27 000 millones representa cuatro quintas partes del aumento previsto de la renta nacional para ese año.
Dicho esto, esta estimación general no dice nada sobre la distribución justa del esfuerzo. El debate público enfrenta diferentes concepciones de la justicia fiscal: ¿deberían las rentas altas, los accionistas, los tenedores de patrimonio o incluso los jubilados contribuir más? A estas preguntas se suma una dificultad técnica: no existe un único instrumento fiscal que permita una distribución justa. Solo una combinación de herramientas —reducción del gasto, aumento de la recaudación— puede generar una trayectoria sostenible.
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Le Monde