Ni yogur ni queso: este alimento que mejora la memoria contiene 4 veces más calcio que la leche

Con 16.000 toneladas consumidas cada año según los productores, esta pequeña caja ocupa un lugar especial en los corazones y las despensas de los franceses. Aunque se puede encontrar en casi todas las cocinas de Francia, los beneficios de este alimento para la salud aún se subestiman en gran medida.
Conocido por su excepcional contenido en omega-3, elementos beneficiosos para el cerebro y la memoria, este pequeño producto cotidiano esconde aún más tesoros. Peso por peso, contiene hasta 4 veces más calcio que la leche. ¡Y obviamente no es queso ni ningún otro producto lácteo! No, su secreto está en sus diminutos huesos, llenos de calcio altamente absorbible. ¡Sí, estamos hablando de un pescado, la buena y vieja sardina enlatada!
A menudo eclipsado por el atún, este pequeño pescado azul no tiene nada que envidiarle en términos nutricionales. Julia Farre, nutricionista española, también destacó en el diario La Vanguardia la importancia de comer las sardinas con sus espinas, que son fáciles de tragar y digerir. 100 g aportan así aproximadamente 380 mg de calcio, frente a los 120 mg que aportan 100 ml de leche de vaca. En una porción habitual, es decir una lata estándar de sardinas en conserva, la diferencia sigue siendo significativa: ¡325 mg para 85 g de sardinas contra 240 mg para 200 ml de leche!

Este calcio concentrado beneficia directamente la salud ósea, pero eso no es todo. También juega un papel clave en la transmisión de los impulsos nerviosos, regulando la liberación de neurotransmisores. Suficiente para potenciar nuestras funciones cognitivas. Esto es bueno porque las sardinas también son ricas en vitamina D, que promueve la absorción de calcio. No olvidemos su alto contenido en Omega-3, importante para nuestro corazón y arterias, pero también en fósforo y hierro, dos elementos buenos también para nuestros huesos y para combatir la fatiga.
Si realmente quieres hacer la mejor elección, opta por aquellos elaborados con aceite de oliva en lugar de los preparados con aceite de colza. Las sardinas enlatadas son económicas y fáciles de almacenar, por lo que tienen muchos puntos positivos. Las sardinas encantarán especialmente a aquellos intolerantes a la lactosa. Por supuesto, no se trata de renunciar a la leche, sino de variar las fuentes de calcio. La diversidad sigue siendo la clave para una dieta equilibrada, ¡pero este pequeño pez definitivamente tiene todo lo que un pez grande necesita!
L'Internaute