Salud. La verdad sobre el sudor: desmitificándolo

VERDADERO . Su principal objetivo es "refrigerar el cuerpo ", según informa el sitio web de los Hospitales Universitarios de Ginebra (Suiza). Por lo tanto, el reto reside en mantener el cuerpo a una temperatura entre 36,5 y 37,8 °C. Esto es especialmente cierto cuando hace demasiado calor o se realiza actividad física intensa. Los expertos lo denominan " termorregulación ".

El sudor secretado por la transpiración tiene un sabor salado.

CIERTO. ¡Es 99 % agua! El 1 % restante incluye componentes plasmáticos, como el cloruro de sodio, que le da ese sabor salado.

El sudor genera un olor desagradable.

FALSO. Cuando está presente, el olor en cuestión no parece estar relacionado con los componentes del sudor en sí, sino con bacterias presentes en la piel que se alimentan del líquido producido por las glándulas sudoríparas: las llamadas aprocrinas , ubicadas principalmente en la región axilar, pero también alrededor de las areolas mamarias, en el cuero cabelludo y en la región genital.

Producen sudor en cantidades muy pequeñas –en comparación con las glándulas ecrinas– y en realidad no desempeñan ningún papel en la regulación térmica.

Por otro lado, el soluto producido en estas partes del cuerpo al entrar en contacto con la piel tiene una composición más rica en proteínas. Esto es suficiente para causar el famoso " olor a sudor ".

FALSO… Sudar profusamente no depura el cuerpo. Cualquier toxina, como el alcohol o los metabolitos de las drogas, es eliminada por los riñones y el hígado, que filtran la sangre y transforman las toxinas en desechos.

Sudar te hace perder peso

FALSO. ¡ Solo perdemos agua! Claro que el método —no recomendado— de sudar excesivamente corriendo abrigado puede ser utilizado por boxeadores u otros judocas para "engordar" antes de una competición.

Pero no ayuda a bajar de peso. El peso perdido por la pérdida de agua y la falta de nutrición se recupera inmediatamente en cuanto se vuelve a comer y beber.

El estrés te hace sudar

CIERTO. Manos sudorosas antes de un examen, una reunión importante o una charla en público... Al igual que el latido del corazón, la sudoración está controlada por el sistema nervioso autónomo (sistema neurovegetativo).

En respuesta a una situación emocional, como el estrés, por ejemplo, el cuerpo libera ciertas hormonas, entre las que destacan la adrenalina, la noradrenalina y la dopamina. Sus niveles sanguíneos aumentan, lo que provoca cambios fisiológicos, como la sobreestimulación de las glándulas sudoríparas. Esto explica la sudoración excesiva en momentos de estrés.