La India no puede eliminar el carbón, pero ¿puede lograr un uso más limpio?

La India siempre ha adoptado una posición firme respecto del carbón, argumentando que es crucial para su seguridad energética y sus necesidades de desarrollo.
Pero los expertos en energía y los activistas medioambientales afirman cada vez más que, al menos, se debería intentar descarbonizar o reducir las emisiones de las centrales eléctricas de carbón, si no se puede eliminar gradualmente por completo.
"No se puede desear que el carbón desaparezca", dijo Ashok Lavasa, ex secretario de los ministerios de finanzas, medio ambiente, bosques y cambio climático de la Unión, en un evento el 1 de julio.
"La pregunta es: si el carbón es el rey, ¿puede entonces ser un rey benévolo?"
Esto indica que, siendo realistas, el carbón (aunque uno más limpio) puede seguir siendo la principal fuente de energía en la India, a pesar de años de conversaciones internacionales sobre el clima pidiendo la eliminación total de este combustible fósil altamente contaminante.
Pero ¿por qué India, el tercer mayor emisor de carbono del mundo, decidió apostar por el carbón? Al fin y al cabo, el país tiene obligaciones internacionales para reducir significativamente sus emisiones de carbono, además de su propio objetivo de alcanzar cero emisiones netas para 2070.
Una parte de la respuesta radica en la creciente demanda de energía del país.
La demanda de electricidad de la India ha crecido más del 9% entre 2021 y 2025, superando una predicción anterior del 6,6%, y ahora se prevé que se duplique para 2030.
Las centrales eléctricas de carbón han generado más del 70% del suministro total de electricidad cada año desde principios de la década de 2000, una cifra que se mantiene sin cambios.
Pero el costo ambiental de esta dependencia del carbón es enorme.
Las estimaciones sugieren que la generación de electricidad de la India por sí sola representa más del 40% de las emisiones anuales de carbono, y casi tres cuartas partes de esa electricidad proviene de la quema de carbón.
El país ha avanzado en el cumplimiento de sus objetivos de energía renovable (aporta el 46% de la capacidad instalada total de la India), pero las fuentes renovables tienen limitaciones. Generan electricidad cuando sale el sol y sopla el viento.
Incluso durante el día, dicen los expertos, el suministro de energías renovables puede fluctuar, mientras que las plantas térmicas siguen siendo una fuente constante de electricidad y son capaces de satisfacer los picos de demanda en las tardes y en la noche.

Más aún, la capacidad de almacenamiento de energía de la India (o la capacidad de almacenar el exceso de electricidad procedente de fuentes renovables durante el día) no ha podido seguir el ritmo de la expansión de los recursos.
"Esto significa que no hay otra opción [aparte de la energía térmica para un suministro constante] a menos que y hasta que tengamos cantidades de almacenamiento a gran escala en el sistema", dijo Rajiv Porwal, director de Grid India, el controlador de la red de la India bajo el Ministerio de Energía, hablando en el evento del 1 de julio, organizado por el Centro para la Ciencia y el Medio Ambiente (CSE).
Los expertos dicen que el suministro constante de las plantas térmicas es crucial para la estabilidad de la red, o la red de torres y líneas de transmisión que lleva electricidad desde las centrales eléctricas a los consumidores.
"Cualquier desajuste importante entre la demanda y la oferta desestabilizará la red y eso puede significar cortes de energía y apagones, similares a lo que vimos recientemente en España", afirma Anjan Kumar Sinha, experto independiente del sector energético.
Con todos estos factores en juego, India busca reducir las emisiones de las centrales eléctricas de carbón, en lugar de eliminar progresivamente el carbón por completo.
Un informe reciente de la CSE dijo que la descarbonización de las plantas térmicas basadas en carbón por sí sola puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del país en un 30%.
Esto es particularmente significativo dado el compromiso del país de reducir la intensidad de las emisiones (emisiones de carbono producidas por unidad de la producción económica de un país) en un 45% para 2030 bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Pero existen desafíos.
El problema común que enfrentan las plantas térmicas es que deben seguir funcionando al menos al 55% de su capacidad incluso durante el día, a pesar de contar con fuentes renovables alternativas como la energía eólica y solar.
Esto se debe a que los operadores no pueden aumentar al máximo su capacidad en poco tiempo, en particular durante las horas pico de la tarde, cuando el suministro de energías renovables es bajo.
Los expertos dicen que hay una necesidad urgente de hacer que las plantas térmicas sean más eficientes para que puedan funcionar a menor capacidad.
"La pregunta es hasta dónde podemos llegar [para reducir el umbral mínimo de funcionamiento]", dijo Ramesh Veeravalli, miembro de la Comisión Central Reguladora de Electricidad de la India, durante el evento. "Técnicamente, es posible".
Otra forma de mejorar la eficiencia de las plantas es adaptar tecnologías que capturen las emisiones de dióxido de carbono para evitar que escapen a la atmósfera.
Pero algunos dicen que esto ha producido resultados limitados: una estimación del Instituto de Recursos Mundiales dice que la tecnología actual captura sólo alrededor del 0,1% de las emisiones globales.
Una tercera sugerencia es quemar residuos agrícolas en lugar de carbón en las centrales térmicas.
"Esta idea ha llevado a una reducción sustancial en el uso de carbón en las centrales térmicas de Delhi y ciudades cercanas", dijo Parth Kumar, gerente de programas de CSE, que sugirió métodos para reducir las emisiones en su reciente informe.
"Pero otras partes del país aún no han adoptado esta medida en serio, pese a que la regulación así lo exige", añadió.
Los expertos dicen que reducir las emisiones de las centrales eléctricas de carbón requeriría cambios sistémicos más grandes, que implicarían costos enormes.
Pero a cuánto ascendería ese costo y quién lo asumiría son preguntas difíciles que no tienen respuestas inmediatas.
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