La ventaja ignorada de la IA que ayuda a las empresas a moverse con mayor rapidez e inteligencia

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En mi trabajo asesorando a líderes empresariales sobre la adopción de IA , he observado el surgimiento de un patrón sorprendente. Si bien la industria se centra en desarrollar modelos cada vez más grandes, la próxima ola de oportunidades no proviene de la cima, sino cada vez más de la periferia.
Los modelos compactos, o modelos de lenguaje pequeño (SLM), están abriendo una nueva dimensión de escalabilidad, no solo por su capacidad computacional, sino por su accesibilidad. Con menores requisitos computacionales, ciclos de iteración más rápidos y una implementación más sencilla, los SLM están cambiando radicalmente quién construye, quién implementa y la rapidez con la que se puede crear valor comercial tangible. Sin embargo, veo que muchos emprendedores aún pasan por alto este importante cambio.
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En mi experiencia, uno de los mitos más persistentes en la adopción de la IA es que el rendimiento escala linealmente con el tamaño del modelo. La suposición es intuitiva: a mayor tamaño del modelo, mejores resultados. Pero en la práctica, esa lógica suele fallar, ya que la mayoría de las tareas empresariales reales no requieren inherentemente mayor potencia, sino una segmentación más precisa, lo cual se hace evidente al analizar aplicaciones específicas de cada dominio.
Desde chatbots de salud mental hasta diagnósticos en planta que requieren la detección precisa de anomalías, los modelos compactos diseñados para tareas específicas pueden superar consistentemente a los sistemas generalistas. Esto se debe a que los sistemas más grandes suelen tener exceso de capacidad para el contexto específico. La fortaleza de los SLM no es solo computacional, sino profundamente contextual. Los modelos más pequeños no analizan el mundo entero; están meticulosamente ajustados para resolver uno solo.
Esta ventaja se acentúa aún más en entornos edge, donde el modelo debe actuar con rapidez e independencia. Dispositivos como gafas inteligentes, escáneres clínicos y terminales de punto de venta no se benefician de las latencias de la nube. Exigen inferencia local y rendimiento en el dispositivo, características que los modelos compactos ofrecen, lo que permite una respuesta en tiempo real, preserva la privacidad de los datos y simplifica la infraestructura.
Pero quizás lo más importante es que, a diferencia de los modelos de lenguaje de gran tamaño (LLM), a menudo confinados a laboratorios de miles de millones de dólares, los modelos compactos se pueden ajustar e implementar por lo que podrían ser solo unos pocos miles de dólares.
Y esa diferencia de costos redefine los límites de quién puede construir, bajando la barrera para los emprendedores que priorizan la velocidad, la especificidad y la proximidad al problema.
La ventaja oculta: velocidad de comercializaciónCuando se implementan modelos compactos, el desarrollo no solo se acelera, sino que se transforma. Los equipos pasan de la planificación secuencial al movimiento adaptativo. Optimizan con mayor rapidez, implementan en la infraestructura existente y responden en tiempo real sin los cuellos de botella que presentan los sistemas a gran escala.
Y ese tipo de capacidad de respuesta refleja cómo la mayoría de los fundadores realmente operan: lanzando de manera eficiente, probando deliberadamente e iterando en función del uso real, no solo de predicciones de hojas de ruta a distancia.
Así, en lugar de validar las ideas trimestralmente, los equipos las validan en ciclos. El ciclo de retroalimentación se estrecha, la información se consolida y las decisiones empiezan a reflejar la verdadera tendencia del mercado.
Con el tiempo, ese ritmo iterativo aclara qué es lo que realmente genera valor. Una implementación ligera, incluso en su etapa inicial, revela señales que los plazos tradicionales ocultarían. El uso revela dónde fallan las cosas, dónde resuenan y dónde necesitan adaptarse. Y a medida que los patrones de uso toman forma, aportan claridad a lo que más importa.
Los equipos cambian el enfoque no mediante suposiciones, sino mediante la exposición: respondiendo a lo que exige el entorno de interacción.
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Mejor economía, acceso más amplioEse ritmo no sólo cambia la forma en que evolucionan los productos; también altera la infraestructura necesaria para respaldarlos.
Porque implementar modelos compactos localmente (en CPU o dispositivos de borde) elimina la carga de las dependencias externas. No es necesario recurrir a un modelo de frontera como OpenAI o Google para cada inferencia ni consumir recursos computacionales en un reentrenamiento de billones de parámetros. En cambio, las empresas recuperan el control arquitectónico sobre los costos computacionales, el tiempo de implementación y la evolución de los sistemas una vez en producción.
También cambia el perfil energético . Los modelos más pequeños consumen menos. Reducen la sobrecarga del servidor, minimizan el flujo de datos entre redes y permiten que más funciones de IA se instalen donde realmente se utilizan. En entornos altamente regulados, como la sanidad, la defensa o las finanzas, esto no es solo una ventaja técnica. Es una vía de cumplimiento normativo.
Y al sumar esos cambios, la lógica del diseño cambia. El costo y la privacidad ya no son un compromiso. Están integrados en el propio sistema.
Los modelos grandes pueden funcionar a escala planetaria, pero los modelos compactos aportan relevancia funcional a ámbitos donde la escala antes era un obstáculo. Para muchos emprendedores, esto abre una nueva puerta a la construcción.
Un cambio de caso de uso que ya está ocurriendoReplika, por ejemplo, creó un asistente de IA emocional ligero que logró más de 30 millones de descargas sin depender de un LLM masivo, ya que su enfoque no era crear una plataforma de propósito general, sino diseñar una experiencia profundamente contextualizada, optimizada para la empatía y la capacidad de respuesta dentro de un caso de uso específico y de alto impacto.
Y la viabilidad de esa implementación provino de la alineación: la estructura del modelo, el diseño de tareas y el comportamiento de respuesta se ajustaron con la precisión necesaria para adaptarse a las particularidades del entorno en el que se insertaba. Esta adecuación le permitió adaptarse a medida que evolucionaban los patrones de interacción, en lugar de recalibrarse posteriormente.
Ecosistemas abiertos como Llama, Mistral y Hugging Face facilitan el acceso a este tipo de alineación. Estas plataformas ofrecen a los desarrolladores puntos de partida que parten del problema, no se alejan de él. Y esa proximidad acelera el aprendizaje una vez implementados los sistemas.
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Una hoja de ruta pragmática para los constructoresPara los emprendedores que construyen hoy con IA sin acceso a miles de millones de dólares en infraestructura, mi consejo es que vean los modelos compactos no como una restricción, sino como un punto de partida estratégico que ofrece una manera de diseñar sistemas que reflejen dónde reside realmente el valor: en la tarea, el contexto y la capacidad de adaptación.
Aquí te explicamos cómo empezar:
Define el resultado, no la ambición: Empieza con una tarea importante. Deja que el problema moldee el sistema, no al revés.
Construya con lo que ya está alineado: use familias de modelos como Hugging Face, Mistral y Llama que están optimizadas para el ajuste, la iteración y la implementación en el borde.
Manténgase cerca de la señal: implemente donde la retroalimentación sea visible y procesable: en el dispositivo, en contexto, lo suficientemente cerca para evolucionar en tiempo real.
Iterar como infraestructura: Sustituir la planificación lineal por el movimiento. Permitir que cada lanzamiento perfeccione el ajuste y que el uso, no la hoja de ruta, impulse el futuro.
Porque en esta próxima ola de IA, tal como yo lo veo, la ventaja no pertenecerá sólo a aquellos que construyan los sistemas más grandes, sino a aquellos que construyan los más cercanos .
Más cercano a la tarea. Más cercano al contexto. Más cercano a la señal.
Y cuando los modelos se alinean estrechamente con el lugar donde se crea valor, el progreso se detiene en función de la escala. Comienza en función del ajuste.
En mi trabajo asesorando a líderes empresariales sobre la adopción de IA , he observado el surgimiento de un patrón sorprendente. Si bien la industria se centra en desarrollar modelos cada vez más grandes, la próxima ola de oportunidades no proviene de la cima, sino cada vez más de la periferia.
Los modelos compactos, o modelos de lenguaje pequeño (SLM), están abriendo una nueva dimensión de escalabilidad, no solo por su capacidad computacional, sino por su accesibilidad. Con menores requisitos computacionales, ciclos de iteración más rápidos y una implementación más sencilla, los SLM están cambiando radicalmente quién construye, quién implementa y la rapidez con la que se puede crear valor comercial tangible. Sin embargo, veo que muchos emprendedores aún pasan por alto este importante cambio.
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