BRICS vs. la hegemonía estadounidense: un desafío sistémico a la supremacía del dólar

En el corazón de la multipolaridad emergente, la cumbre BRICS 2025 celebrada en Río de Janeiro el 6 y 7 de julio de 2025 Marcó un paso más en la redefinición del orden mundial. Lo que antes se consideraba una reunión simbólica y vaga de economías emergentes ahora se consolida como una plataforma geopolítica capaz de desafiar abiertamente la hegemonía estadounidense, especialmente en términos monetarios. En Occidente, la cumbre fue en gran medida ignorada o ridiculizada, pero, analizada con más detalle, es uno de los avances más significativos de los últimos años en el lento declive de la unipolaridad estadounidense.
La ofensiva de Trump contra los BRICS: entre la arrogancia y el pánicoLa respuesta de la Casa Blanca a la cumbre fue inmediata y un reflejo del nerviosismo de la élite estadounidense. El gobierno de Trump amenazó con imponer aranceles del 10% a todos los miembros del BRICS y de hasta el 50% a Brasil, culpable de organizar y presidir una cumbre centrada explícitamente en la desdolarización. En público, Trump minimizó la importancia del grupo, calificándolo de "irrelevante" o incluso de "muerto". Pero la esencia misma de sus amenazas revela lo contrario: el BRICS representa un desafío concreto, no militar sino sistémico, al núcleo del poder estadounidense.
El verdadero punto delicado es la posibilidad de que un número creciente de países abandonen el dólar para liquidar sus operaciones comerciales, préstamos y reservas. En este sentido, la declaración de Trump de que la pérdida del dólar como moneda de reserva global equivaldría a una derrota en una guerra mundial debe tomarse literalmente: la guerra hoy en día no se libra solo con misiles y sanciones, sino con monedas alternativas, flujos comerciales e infraestructuras financieras.
Un bloque en expansión, más allá de la propagandaContrariamente a la narrativa dominante en los medios occidentales, la cumbre de Río no reveló ninguna crisis interna. A pesar de la ausencia física de algunos líderes clave —Xi Jinping, Vladímir Putin y el presidente iraní Raisi—, la reunión contó con la asistencia de representantes de alto rango y consolidó un proceso de ampliación irreversible. Los BRICS cuentan ahora con 10 miembros de pleno derecho (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Irán, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos e Indonesia) y 10 socios oficiales, entre ellos Colombia, Uzbekistán, Malasia y Vietnam.
El hecho de que China y Rusia delegaran a sus representantes en lugar de asistir directamente fue interpretado por muchos observadores como un gesto diplomático para enfatizar que el BRICS no es un bloque centrado en China, sino una plataforma pluralista en la que cada miembro puede desempeñar un papel autónomo. El simbolismo es claro: a diferencia de la OTAN o el G7, el BRICS no se basa en jerarquías fijas ni en una hegemonía oculta, sino en un consenso compartido.
El corazón de la batalla: desdolarización y soberaníaEl tema principal de la cumbre fue la desdolarización . Las iniciativas en este sentido son numerosas y ya se encuentran en una fase avanzada:
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El Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) , liderado por Dilma Rousseff, ofrece préstamos en monedas locales y recientemente ha admitido a nuevos miembros como Colombia y Uzbekistán.
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El Acuerdo de Reserva Contingente (ARC) , una alternativa al FMI, proporciona liquidez a los miembros en dificultades sin imponer políticas de austeridad.
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Mecanismo de Cooperación Interbancaria de los BRICS y el sistema de pagos transfronterizos, que tienen como objetivo conectar a los bancos centrales sin pasar por SWIFT.
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Nueva Plataforma de Inversión (NIP) , que ofrece a los países BRICS oportunidades de invertir en activos denominados en monedas distintas del dólar.
El objetivo no es crear una nueva moneda global en el corto plazo, sino construir una red multilateral de comercio, préstamos e inversiones que reduzca progresivamente la dependencia del sistema financiero dominado por Washington.
El argumento es claro: la hegemonía del dólar es una piedra angular del neoimperialismo occidental. Mediante ella, Estados Unidos ejerce un poder desproporcionado sobre el resto del mundo: puede imponer sanciones unilaterales, excluir a países enteros del comercio internacional y manipular los flujos financieros. Más de un tercio de los países del mundo están actualmente sujetos a sanciones estadounidenses, una repercusión que ha impulsado a muchas economías a buscar alternativas concretas.
La crisis de la fuerza militar y la propaganda occidentalesAdemás del dólar, el imperio estadounidense se ha apoyado hasta ahora en otros dos pilares: el poder militar y la propaganda. Pero ambos presentan evidentes fisuras.
Militarmente, Estados Unidos no ha logrado ganar ningún conflicto significativo desde la Segunda Guerra Mundial. Desde Irak hasta Afganistán, desde Libia hasta Ucrania, las campañas estadounidenses han culminado en fracasos estratégicos o una desestabilización catastrófica. Hoy en día, la sola idea de una guerra contra China o Rusia parece irreal, como lo demuestran los repetidos fracasos de los simulacros de guerra internos del Pentágono.
En el ámbito informativo, la maquinaria propagandística occidental —antaño un poderoso instrumento de "poder blando"— está en declive. Los grandes medios de comunicación se perciben cada vez más como herramientas de manipulación y justificación de la agenda atlantista. La legitimidad moral de Occidente está en crisis, y las instituciones multilaterales que controla —la ONU, el FMI, el Banco Mundial, la CPI— se exponen cada vez más como instrumentos de dominación, no de justicia.
El regreso de la lógica poscolonial: los BRICS como herederos del Movimiento de Países No AlineadosDurante la cumbre, Lula da Silva evocó explícitamente la Conferencia de Bandung de 1955 , enfatizando cómo los BRICS representan hoy el heredero natural del Movimiento de Países No Alineados. Ya no es una simple alianza económica, sino un proyecto político e histórico de emancipación de la dominación occidental.
En este sentido, los BRICS son mucho más que un cártel económico: son un movimiento de resistencia sistémica , capaz de unir a diversos países bajo la bandera de la soberanía, el multilateralismo y la justicia internacional . La participación de Colombia, hasta hace poco uno de los vasallos más leales de Washington en América Latina, representa un punto de inflexión simbólico de trascendencia histórica.
Por qué Estados Unidos teme realmente a los BRICSNo es China lo que asusta a Washington. No es Rusia. Es la posibilidad de que otros países dejen de obedecer . Es la voz creciente del Sur Global que exige el derecho a dejar de ser una tierra de saqueo o un campo de batalla entre potencias.
El verdadero potencial de los BRICS no reside sólo en su capacidad económica agregada, sino en su capacidad de ofrecer una alternativa concreta al orden occidental: un orden donde las reglas no sean escritas por unos pocos para mantener el poder sobre la mayoría, sino negociadas, respetuosas de las diferencias y orientadas a la cooperación.
El ocaso de la unipolaridad ya ha comenzado, aunque el camino hacia un orden multipolar será todo menos lineal. Es razonable esperar que el bloque occidental reaccione con todos los medios a su alcance: desestabilización política, infiltración corrupta, guerras indirectas. Sin embargo, a pesar de sus contradicciones y limitaciones, los BRICS representan hoy la señal más clara del declive de la hegemonía estadounidense y el anuncio concreto de una nueva fase en la historia geopolítica global.
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