Disparar al rival equivocado: un joven de 22 años a juicio en Taranto

Antonio Giannetti, de 22 años, quien fue encarcelado el 11 de abril por ser el autor del tiroteo ocurrido el 22 de julio de 2024, donde Bruno Ierardi, de 25 años, resultó herido a pesar de ser amigo suyo, será juzgado. De hecho, fue la fiscal Marzia Castiglia quien solicitó y obtuvo el auto de sentencia inmediata contra el acusado: defendido por los abogados Andrea Maggio y Marino Galeandro, el tarentono está acusado no solo de intento de homicidio, sino también de posesión ilegal de arma de fuego en público.
La noche de la emboscada, el joven de 25 años fue trasladado al hospital Santissima Annunziata por un compañero, el verdadero objetivo de Giannetti y su amigo. Al ser interrogado por la policía, Ierardi declaró que estaba solo y que no sabía quién le había disparado. Esta versión fue posteriormente desmentida por los dos amigos, quienes, acorralados, finalmente confirmaron que habían estado con él en el momento del tiroteo, pero sin identificar al autor.
Las pesquisas de la Unidad de Investigación de Carabineros se centraron entonces en los amigos y familiares del herido y a través de interceptaciones telefónicas y ambientales los militares lograron finalmente enmarcar las distintas conexiones para rastrear al posible autor, identificándolo como Giannetti.
Según los documentos de la investigación, el joven de 25 años se encontraba fuera del coche de Ingrosso cuando recibió dos impactos de bala, protegiendo inadvertidamente a Ingrosso, la víctima prevista de esos disparos. De hecho, fue el propio Ierardi, ajeno a los micrófonos ocultos en la habitación, quien proporcionó todos los detalles de la acción y del posible autor a un amigo que visitaba el hospital.
La investigación también se vio impulsada por conversaciones entre la madre y el padre de Giannetti, quien se encontraba en prisión. Ambos estaban preocupados por la imprudencia de su hijo y temían que no estuviera manteniendo un perfil bajo. Por ello, poco a poco fueron revelando que el verdadero objetivo de esas balas era Ingrosso, el hermano de la chica con la que Giannetti mantenía una relación sentimental. La familia de la novia no aprobaba la relación entre ambos, lo que generó tensiones que se intensificaron con el paso de los meses. Al ser interrogado por los investigadores, Ingrosso negó conocer al atacante, fingiendo no saber quién era, incluso en las fotos policiales que le mostraron los militares. Sin embargo, las grabaciones telefónicas revelaron que los dos jóvenes habían estado en la misma discoteca la noche anterior al tiroteo y que, en esa ocasión, se desató un acalorado enfrentamiento entre ambos. En resumen, se trató de una venganza por una "afrenta" sufrida la noche anterior en una discoteca.
Según el fiscal Castiglia, Giannetti tenía la clara intención de matar a pesar de la "proximidad de la víctima designada a otros dos individuos": el hecho de que luego disparara dos tiros, para el magistrado instructor "es un elemento claro e inequívoco de que la acción que inició podría haber involucrado a personas distintas de la víctima que él designó, que es lo que efectivamente sucedió".
Una conclusión compartida también por el juez Maccagnano, que había firmado la orden de medida cautelar, considerando la emboscada no como una acción impulsiva, sino el resultado de una planificación: Giannetti, según el juez de instrucción Maccagnano, pensó cómo actuar, tomó el arma y finalmente comenzó a buscar a "su rival" cuya "muerte o herida deseaba indiferentemente".
La Gazzetta del Mezzogiorno