El nuevo álbum de Rosalía, LUX, es un poderoso himno a la espiritualidad feminista.

«Todo está en constante movimiento, ¿verdad? Yo siempre estoy en movimiento. Entonces, ¿por qué mi sonido no debería moverse conmigo?». Así describe Rosalía el significado de LUX, su nuevo álbum, lanzado hoy, 7 de noviembre. Un álbum muy esperado, precedido por el sencillo «Berghain », que demostró de inmediato —a sus fans y a un público más amplio— la nueva dirección artística de la cantante española.
Rosalía es movimiento, como ella misma declara, y también lo es su música. La artista se escucha a sí misma y al mundo, rechazando el monolitismo y abrazando la fluidez. LUX es el rechazo a lo estático, la búsqueda constante del cambio. Es un álbum que abraza lo femenino y niega lo masculino.

La intención feminista de la obra se evidencia también en la casi total ausencia de voces masculinas —presentes solo en Porcelanas y Berghain— que encarnan al «otro»: el pecado, el pensamiento intrusivo. Estas voces no enriquecen, sino que distraen; no elevan, sino que restringen, alejando de lo trascendente. LUX es un himno a la espiritualidad feminista, un anhelo de redención para todas las figuras que han sufrido en el poder. Sus fuentes de inspiración lo demuestran: Rosalía ha afirmado que el álbum nació del descubrimiento de un sentimiento espiritual, no concebido como un retorno a la fe en un sentido conservador, sino como un apoyo místico para la vida, el amor y las relaciones.
Un himno a la espiritualidad femeninaEntre los temas más destacados se encuentra «Mio Cristo piange diamanti», escrita íntegramente en italiano: un aria contemporánea que reinventa el bel canto para narrar la historia de la amistad entre San Francisco y Santa Clara. Rosalía explicó que la lectura de hagiografías fue fundamental para la composición del álbum. Además de Francisco y Clara, aparecen figuras como Juana de Arco, a quien dedica «Jeanne», disponible únicamente en las ediciones físicas y en vinilo.
La presencia de santos dota a la obra de sustancia espiritual , pero las referencias literarias —como afirma Davide Lotto en un vídeo dedicado a Lux de Rosalía— son igualmente importantes: Brevemente splendediamo sulla terra de Ocean Vuong, I Love Dick de Chris Kraus y L'ombra e la grazia de Simone Weil, de donde se toma el epígrafe grabado en el CD: «El amor no es consuelo, es luz». Abrir el álbum con un pensamiento de Weil ya es una declaración de intenciones: evocar a una mujer que creía en la espiritualidad, pero que siempre criticó la autoridad de la Iglesia, defendiendo la libertad de sentimiento religioso.
La estructura de LUXLUX se estructura en cuatro movimientos, concebida como una ópera clásica, pero también como una metáfora de la transformación. El primero comienza con Sexo, Violencia y Llantas , una suerte de prólogo dedicado a la perdición y el deseo: Rosalía se encuentra suspendida entre el mundo terrenal y Dios. En Reliquia se describe a sí misma como una nómada, perdida entre Roma, Bangkok y Ciudad de México. La transición se produce con Divinize , cuando canta: “Sé que fui creada para divinizar”. Desde aquí se prepara para encontrarse con la luz, porque ella misma es luz, una fuerza creativa. En Porcelanas, la dualidad se vuelve explícita: “Ego sum lux mundi” alterna con “Ego sum nihil”. Rosalía sigue en movimiento, en equilibrio entre la elevación y la aniquilación.
El segundo movimiento reflexiona sobre nuestra relación con el mundo; el tercero, sobre la gracia y la amistad con Dios; el último, sobre nuestro regreso. Es un álbum que entrelaza deseo, pasión, fe y poder, invitándonos a la metamorfosis.
objetos terrenales pero simbólicosIncluso los objetos terrenales se vuelven simbólicos: en Sauvignon Blanc canta «Tu amor será mi capital» y «Mis Jimmy Choos yo las tiraré». Es el abandono de lo superfluo, la renuncia a lo efímero. Como en La fama , Rosalía reflexiona sobre la naturaleza transitoria de lo material, la fama y el éxito. Todo está destinado a terminar, excepto el amor, que es luz y, por lo tanto, eterno.
LUX es una reflexión sobre el poder. Rosalía se transforma en una deidad, pero el límite permanece ambiguo: ¿dialoga con Dios o se convierte ella misma en Dios ? Aquí, «Dios» es una metáfora del amor, el deseo, el poder y la perdición. El paratexto es fundamental: el segundo epígrafe del CD dice: «Ninguna mujer pretendió nunca ser dios», de Rābiʿa al-ʿAdawiyya al-Qaysiyya, mística árabe musulmana, considerada la «madre del sufismo». Su enseñanza fue que en la vida espiritual no existe desigualdad entre los sexos. Quizás la cita deba interpretarse así: cuando una mujer se eleva a la divinidad, no busca el poder, sino al otro.
LUX aspira a iluminar y abrir universos. Quizás por eso Rosalía canta en catorce idiomas: no para crear confusión babilónica, sino para ampliar las posibilidades de comunicación, para llegar a todos, incluso a quienes viven al margen del mundo.
--
Luce


