En Baires el barrio angustiado del Papa reza por él
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Hay un sentimiento muy especial entre el Papa y el barrio de San José de Flores (o Flores) en la capital argentina, Buenos Aires, donde Jorge Bergoglio nació (1936), asistió a la escuela primaria (de 1943 a 1948), encontró su vocación sacerdotal (1953) y donde celebró su última misa antes de convertirse en Papa.
Precisamente por este vínculo de amor incondicional, el pueblo de Flores responde con oraciones, misas, velas y mucha preocupación por la ahora frágil salud del Pontífice. El primer Papa latinoamericano nació el 17 de diciembre de 1936 -hijo de Mario José Francisco Bergoglio, empleado ferroviario de origen piamontés, y de Regina María Sívori , una joven ama de casa- en una casa de la calle Varela número 268 de Flores.
Hoy, en esa dirección, se puede ver una casa con puertas blancas donde el Municipio ha colocado una placa con la leyenda 'Aquí nació el Papa Francisco'. A los 4 años sus padres lo inscribieron en la guardería del Instituto Nuestra Señora de la Misericordia, donde todavía recuerda subir y bajar las escaleras corriendo. Poco después, la familia se trasladó a otra casa cercana (Membrillar 531). Bergoglio fue ordenado sacerdote en 1969 y siempre mantuvo un gran afecto por la iglesia de Flores. "Ya cuando era arzobispo de Buenos Aires oficiaba misas allí, y siempre volvía a Flores", dijo a ANSA uno de los curas que cuidan las villas, las barriadas pobres, y que prefiere mantener el anonimato.
“Cuando nada hacía presagiar que pudiera llegar a ser Papa, Francisco ya tenía previstas sus noches en Flores como obispo . Su lugar sería la habitación 13 de la Casa Sacerdotal Monseñor Mariano A. Espinosa, ubicada en Condarco 581”, explica una mujer absorta en oración. Además, una de las últimas misas públicas que celebró Bergoglio como obispo de Buenos Aires fue en las calles Flores, en Pumacahua y Ramón L. Falcón, el 11 de febrero de 2013. “Se estaban celebrando las fiestas patronales de la parroquia de la Virgen Inmaculada de Lourdes, pero debido a la afluencia de gente hubo que cortar el tránsito y Bergoglio dijo una misa en la calle delante de 1.200 personas”, recuerda el párroco de las villas. Ahora el barrio de Flores está ansioso por su amado hijo y ora por él. En la Basílica se habla de ello en cada misa, así como en cada parroquia del barrio. “Flores lo ama, como Francisco nos ama”, confirmó un fiel.
ansa