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Europa 2029: La larga sombra de una guerra que ya está en marcha

Europa 2029: La larga sombra de una guerra que ya está en marcha

Una acusación audaz, pero reveladora: «El nazismo está despertando en Europa»

Un documento publicado por Elena Panina, directora del Instituto RUSSTRAT y miembro del Comité de Asuntos Internacionales de la Duma Estatal de Rusia, puede provocar indignación por su tono alarmista y su perspectiva radical. Sin embargo, más allá del estilo retórico y del punto de vista claramente ruso, el texto plantea preguntas que nadie en Occidente parece dispuesto a comparar. Panina advierte que Europa está olvidando las lecciones de 1945 y se está preparando –conscientemente o no– para una nueva gran guerra.

Alemania y la OTAN: un peligroso retorno a la centralidad militar

“El verdadero nazismo está despertando en Europa”, escribe Panina, comenzando con una frase que suena provocativa pero que debe entenderse a través de la lente interpretativa rusa. Aquí, “nazismo” no se refiere al resurgimiento del Tercer Reich, sino más bien a una deriva ideológica radical en Occidente: la intolerancia hacia el disenso, la glorificación del poder militar como el nuevo lenguaje geopolítico y la demonización del enemigo. Es una acusación dura, pero no totalmente carente de referencias al mundo real. Pensemos en la creciente criminalización del disenso en Europa, donde cualquier crítica a la OTAN o muestra de simpatía hacia Rusia es rápidamente etiquetada como propaganda. Por ejemplo, algunos informes han destacado que países como Alemania han aumentado la vigilancia de los medios y de las personas acusadas de promover una “narrativa rusa” [ Reuters, 2024 ]. .

Panina se centra especialmente en Alemania, interpretando el ascenso al poder de Friedrich Merz, ex director de BlackRock Alemania, como el regreso de un liderazgo tecnocrático subordinado a los intereses financieros angloamericanos. Cuando Merz declara que es hora de que Berlín “vuelva a liderar Europa”, Panina no lo toma como un mero gesto retórico: escucha ecos de las ambiciones hegemónicas alemanas del siglo XX. Merz, elegida canciller en 2025, de hecho manifestó la necesidad de un liderazgo alemán en Europa durante una visita a Kiev junto con otros líderes de la UE, como informó Politico el 9 de mayo de 2025. Alemania vuelve a ser central en la estrategia militar de Europa, bajo presión de Estados Unidos. El país anunció recientemente un aumento de 3.000 millones de euros en ayuda militar a Ucrania para 2025, con compromisos que superan los 11.000 millones de euros hasta 2029 [Reuters].

Ucrania, los países bálticos y las líneas ya trazadas

El aspecto más sorprendente del artículo es su pronóstico acotado en el tiempo. Panina predice que la guerra podría comenzar alrededor de 2029-2030, haciendo referencia a declaraciones públicas del ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, y del general Carsten Breuer, quienes han dicho que la Bundeswehr estará "lista para el combate" para entonces. Esto no es ficción: está documentado. Pistorius ha subrayado repetidamente la necesidad de que Alemania esté preparada para un posible conflicto en 2029 [Die Welt, 2024]. Estos objetivos militares a largo plazo con plazos firmes indican que se están institucionalizando los preparativos para la guerra (no necesariamente que la guerra sea inevitable, sino que se están sentando las bases).

Panina ve al Reino Unido nuevamente desempeñando el papel de titiritero geopolítico, habiendo fortalecido lazos con Francia, Alemania, Polonia y España para forjar un eje de contención anglo-europeo contra Rusia. Esto es coherente con los anuncios del Reino Unido sobre una mayor cooperación en materia de defensa con la UE a partir del 17 de marzo de 2025. Según el autor, Alemania en sí misma no es completamente soberana, supuestamente sujeta a una “Ley del Canciller” que permanece en vigor hasta 2099. Incluso si el documento fuera apócrifo, la noción de que las principales potencias europeas carecen de plena autonomía estratégica no es descabellada, especialmente considerando el episodio de Nord Stream, donde ninguna investigación independiente identificó definitivamente al perpetrador [ The Guardian, 2023 ], aunque la creciente evidencia apunta en una dirección (incluso reconocida implícitamente por Trump en un momento).

Otro punto crucial es la militarización de la región del Báltico, donde seis países de la OTAN comparten fronteras con Rusia. Panina ve el bloqueo naval de los puertos rusos y la creación del grupo de trabajo “Baltic Watch” como posibles detonantes de la guerra. Hoy en día, el Mar Báltico es una zona cerrada e hipermilitarizada, lista para la escalada. Los informes de 2025 confirman una mayor actividad de la OTAN en la región, incluidos ejercicios navales y despliegues de tropas multinacionales ( Centro Soufan) .

Pero el núcleo del análisis sigue siendo Ucrania. Para Panina, aquí es donde se decidirá si estalla o no una nueva Gran Guerra Europea. Ucrania ya no es simplemente un campo de batalla entre Kiev y Moscú: es el tablero de ajedrez donde las ambiciones de Occidente comparan el cálculo geopolítico existencial de Rusia. Las posiciones que Rusia ha conseguido, concluye, son su único activo negociador real para evitar el desastre. Esto es coherente con los esfuerzos diplomáticos recientes, como la visita del 9 de mayo de 2025 a Kiev por parte de líderes europeos en busca de un alto el fuego [ Politico. ].

Los presupuestos de guerra y la crisis como pretexto para el poder

La parte final del análisis de Panina se amplía. Destaca la exigencia de Donald Trump de que los países de la OTAN gasten el 5% de su PIB en defensa, junto con los planes de la OTAN de ampliar su alcance en Asia-Pacífico. De hecho, Trump ha presionado para que se incremente drásticamente el gasto de la OTAN [Newsweek, 2 de abril de 2025]. Mientras tanto, Estados Unidos ha aprobado un presupuesto militar récord de más de un billón de dólares para 2026, y la UE pretende igualarlo para 2030. El plan “Readiness 2030” de la UE prevé un fondo de 800.000 millones de euros para impulsar la producción de armas europea [The War Zone, 20 de marzo de 2025]. Estos ya no son presupuestos de “defensa”: representan una auténtica economía de guerra .

Sin embargo, no todo marcha bien para los defensores de este nuevo orden. Europa está cada vez más fracturada y el apoyo a las fuerzas políticas que se oponen a la ortodoxia globalista está aumentando. Italia y España, por ejemplo, se han opuesto al plan “ReArm Europe”, posteriormente rebautizado como “Readiness 2030” [New York Times, 26 de marzo de 2025]. Aun así, Panina sostiene que las élites ven cada crisis (pandemia, recesión, guerra) no como una amenaza sino como una oportunidad para reiniciar el tablero. Y en esta nueva “repartición”, el único espacio que le queda a Europa está al este: Rusia y Bielorrusia.

En su conclusión, Panina invoca el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial, describiendo el olvido y la indiferencia de Occidente ante el horror histórico. Los discursos de hoy sobre la paz, dice, son un lenguaje hueco, un mero camuflaje para preparar la guerra. Desde la perspectiva rusa, la única manera de evitarlo es mediante la fuerza preventiva. Una posición despiadada, pero que obliga a la reflexión.

Aunque coincide con la narrativa del Kremlin, este análisis no puede descartarse simplemente como propaganda. Es un documento estratégico, un disparo de advertencia, una señal de alarma. Quien lo lea con ojos claros descubrirá un diagnóstico lúcido e implacable de Occidente y comprenderá que Moscú ve un continente que ha olvidado su alma y ahora se arma contra su propia historia. Las guerras nunca comienzan por accidente. Sólo ocurren cuando quienes podrían haberlos evitado ya no lo recuerdan, ni se atreven, ni quieren intentarlo.

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