Procida, estafa infame a una anciana: Carabineros detiene a un estafador



Un gesto despreciable, otro episodio más de saqueo contra los más vulnerables. Esta vez el epílogo fue el arresto, pero permanece la amargura de un crimen tan vil como repugnante. Massimo La Marca, de 51 años, originario de San Gennaro Vesuviano y ya conocido por la policía, fue detenido por los Carabineros de la Comisaría de Procida por haber realizado una estafa en detrimento de una anciana.

Con fría lucidez y calculada malicia, el hombre contactó telefónicamente a la víctima haciéndose pasar por su sobrino, inventando una fantasiosa y cruel historia de problemas legales y multas a pagar. Poco después, un cómplice, haciéndose pasar por un carabinero vestido de civil, se presentó en la puerta de la señora para cobrar más de cinco mil euros en efectivo. El guión es bien conocido, pero lamentablemente todavía demasiado efectivo.
La víctima, confundida y preocupada, entregó la suma de 5.250 euros. Sólo unos minutos después, al darse cuenta del engaño, encontró la fuerza para contactar con los verdaderos Carabineros. Y es gracias a la rapidez de los Carabineros que el autor de la estafa fue localizado en poco tiempo, arrestado y llevado a la cárcel de Poggioreale. El dinero fue recuperado y devuelto a su legítimo propietario.
Pero eso no es suficiente. Aquellos que se aprovechan de la confianza de los mayores, aquellos que explotan los lazos familiares para extorsionar mediante engaños, no merecen ninguna indulgencia. Es un crimen que golpea el corazón de las comunidades, destruyendo su sensación de seguridad y sembrando el miedo entre aquellos que deberían estar más protegidos. La acción de los Carabineros fue oportuna y decisiva, pero la sociedad no puede mirar para otro lado.
Es hora de que la justicia responda con firmeza a estos actos viles. No son simples estafas: son heridas morales, son violencia psicológica disfrazada de astucia. No hay piedad para quienes cometen tales actos. Ninguna tolerancia para quienes atacan a los más débiles. Y a los que piensan que con el falso uniforme de carabinero todo se puede comprar, es justo recordar que el Arma –la verdadera- está siempre presente y quien toque a nuestros mayores tendrá que arreglárselas con ello.
Justicia sí, pero también memoria. Porque cada persona mayor engañada es una derrota colectiva. Y cada estafador desenmascarado es un pequeño paso hacia una Italia más justa.

Il Dispari