Taulantet: en un campo de fútbol la revolución cultural que habla albanés

El triunfo de Taulantet de Ponte Valleceppi (una aldea del municipio de Perugia) no es solo la victoria de un campeonato, sino una revolución cultural. Un equipo que ha logrado una hazaña que va mucho más allá del resultado deportivo: no solo la conquista de la primera categoría de Umbría, sino el símbolo de la revancha de un pueblo que llegó a nuestras costas en los años 90, tras la transición del comunismo al capitalismo. Una historia de identidad y pertenencia que habla de quienes, en estos años, han contribuido a la construcción de Italia.

Un equipo formado íntegramente por chicos de origen albanés, que en dos años pasó de su debut en el campeonato Figc a una victoria en los playoffs contra el Virtus Foligno, impulsado por una comunidad entera que se unía alrededor del balón como si fuera una bandera. Todos los chicos hablan un italiano perfecto, muchos incluso usan el dialecto perusino, pero una sola identidad los une: la conciencia de ser descendientes de Skanderbeg, el héroe nacional que unió a los principados albaneses al liderar la resistencia contra el avance otomano en Europa.

Fundado en 2012 en el campeonato amateur, Taulantet nació como un proyecto de integración para jóvenes albaneses residentes en Umbría. Su nombre evoca sus raíces: los taulanti, una antigua tribu iliria. Ningún otro equipo de Italia, actualmente en el campeonato FIGC (Federación Italiana de Fútbol), puede presumir de una plantilla compuesta íntegramente por jugadores albaneses.

Cuando el presidente Artan Zogu, empresario de la construcción, decide dar el salto al fútbol amateur junto al director deportivo Fatbardh Hoxha, confía la dirección técnica al experto "toscano" Roberto Gallastroni, un septuagenario con pasado en el fútbol profesional, al reciente licenciado en UEFA D Mirko Loche y al preparador físico Gabriele Benda.

"En un equipo que habla albanés, mi acento sardo parecía casi fuera de lugar", dice Loche. "Pero no. Fue ahí, entre las notas de una identidad colectiva, donde encontré mis raíces, mi identidad. Yo también soy un hombre que vino del mar, con una maleta llena de sueños. En este proyecto vi esa sensación de venganza de quienes vienen de lejos".

Llevo 25 años viviendo en Umbría —continúa Loche—, una tierra maravillosa por la que siempre estaré agradecido. Vine aquí a estudiar y me quedé por casualidad. Umbría es una región multiétnica, y durante mis estudios conocí a Dritan. Albanés de Tirana, con quien descubrí inmediatamente una gran afinidad cultural; además, la palabra lealtad nos distinguía a ambos. Y cuando me propusieron ser el segundo entrenador de un equipo compuesto íntegramente por chicos de origen albanés, pensé inmediatamente en él. Dije que sí sin pensarlo demasiado. Porque esta historia me conmovió. Se parecía a mí.

Con su energía genuina, Loche aportó un equilibrio particular al proyecto: «Entré de puntillas, pero con el corazón abierto. Encontré hermanos. Descubrí mi historia, solo que con otro pasaporte. Yo también, como ellos, llegué a Umbría con mucho que demostrar y poco que mostrar. Comprenderlos fue natural. Fui más que un apoyo en el campo: fui un referente en el vestuario. Un puente entre las costas de Durazzo y las de Apulia, entre el rigor táctico de Gallastroni y la emoción de un grupo que juega con el corazón. Aunque Dritan haya vuelto a casa, y en estos años nos vemos poco, he recibido mucho de esta comunidad. Retribuir a través del fútbol fue natural. Fue lo correcto».

La capitana Marjo Seiti también lo confirma con una broma que lo dice todo sobre el papel silencioso pero decisivo del segundo entrenador: «Y luego está él... un loco, un hermano mayor. Siempre se entregaba a fondo, discutía, insultaba a todos, siempre creyó en nosotros. Y creo que le quitamos cierta satisfacción».

Tras una temporada de batallas, sacrificios y sueños perseguidos bajo el sol y la lluvia, Taulantet se prepara para el próximo año. Listo para continuar su viaje, llevando por Umbría un balón que habla de integración, identidad y orgullo de un pueblo que, a través del deporte, ha encontrado una nueva voz.

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