Si Lucio Dalla fuera un ángel: "Me embrujó cuando tenía 8 años. Os cantaré lo que diría hoy".

En ese rincón del corazón donde siempre sopla el viento, Lucio Dalla guardaba los secretos de sus canciones. Y es en ese misterio, en esos sentimientos emocionantes, en ese tren nocturno donde viaja la felicidad, que mañana por la noche, en el Castillo Sforza, el alma gentil de nuestro cantautor Renzo Rubino centrará su atención. Protagonizará, junto al periodista Gino Castaldo, "Cosa direbbe Lucio", un viaje a la vida y el arte de un hombrecito como este bajo la luz de la luna en el Patio de los Armas.
Renzo, ¿por qué Dalla?
Porque es mi cantautor favorito, el primero que vi en vivo, en Martina Franca. Debía de tener unos ocho años. El pasado enero, Antonio Palazzo, el maestro que dirigió ese concierto, me llamó para preguntarme si quería rendirle homenaje a Dalla en el mismo escenario y con la misma orquesta que lo acompañó entonces. Por supuesto, acepté.
¿Y luego qué pasó?
Inmerso en los preparativos para Porto Rubino (el Festival del Mare que organiza desde 2019 en los puertos de Apulia, ed.), me tomé esa experiencia como una especie de vacaciones. Sin embargo, después, las fechas fueron cambiando de una a dos, y de dos a tres, así que decidimos construir un espectáculo en torno a ello. Además de las canciones, enriquecidas con nuevos arreglos, hay anécdotas, recuerdos y notas al margen de alguien que conoció bien a Dalla e incluso fue amigo suyo: Castaldo.
En un espectáculo como este, cada canción es importante, pero algunas quizás lo sean más que otras. ¿Cuáles?
Hay un par de canciones que hacía tiempo que no escuchaba, y este concierto me permitió redescubrirlas. Me refiero a "Felicità" y "Se io fossi un angelo". Dos canciones que, quizás por los tiempos que vivimos, quizás por razones personales, siento especialmente cercanas, junto con "Henna".
Dalla solía decir que en todo lo que hacemos debemos intentar encontrar nuestros propios momentos de libertad. ¿Cuáles son los tuyos?
Pasar tiempo en un barco con un buen libro y Norberto, mi perro, es una de las cosas que más se acerca a mi idea de libertad. En mi trabajo, experimento algo similar: elijo los proyectos que quiero emprender con total independencia, liberándome de los dictados de la industria o de la música convencional. Basta pensar que en 2014, tras un paréntesis de siete años, grabé un álbum con una banda local. Para mí, la música se trata de sentimientos, palabras y emociones: elementos que, al combinarse, se convierten en algo. No se pueden decidir los sentimientos en una mesa; de lo contrario, la canción se convierte en una especie de matrimonio arreglado.
¿Cómo será su próximo álbum?
Cantautora. Once canciones. La escribí hace tres años y luego la dejé para asentarme. Luego está la ópera en la que llevo trabajando mucho tiempo. Está por llegar, aunque aún no sé cuándo.
¿Hay alguna anécdota sobre Castaldo que te divierta especialmente?
Una vez, Gino me llevó aparte para confesarme: "Estuve en Nueva York con Lucio cuando grabó 'DallAmeriCaruso', pero no recuerdo nada". Dice que siempre tiene que escarbar en el pasado, porque vive tanto en el presente que no tiene memoria. Lo cual disfruto mucho.
Il Giorno