El danés Pedersen gana al sprint y recupera la maglia rosa. El Giro regresa a Italia

El primer día de descanso vuelves a casa. La caravana del Giro de Italia, tras el tríptico albanés que concluyó ayer en Valona con la segunda victoria al sprint del danés Mark Pedersen (de nuevo con la maglia rosa), regresa a la península en vistas a la cuarta etapa que desde Alberobello tras 183 km concluirá en Lecce.

Una fracción para los sprinters, la de mañana, casi un anuncio de las bellezas de Puglia, que no debería añadir mucho más a la clasificación y a las primeras respuestas de una carrera que evidentemente todavía está abierta dado que al final (1 de junio en Roma) todavía quedan 18 etapas y unos 48 mil metros de desnivel por recorrer.

Dicen que el Giro se gana en la última semana, pero que empieza a perderse en la primera. En el sentido de que se puede entender casi inmediatamente quién luchará por emerger y quién en cambio es candidato al podio y a la maglia rosa.

Bueno, dándole a Pedersen lo que es de Pedersen, sorprendente tanto al sprint como en gestionar con facilidad los casi 3 mil metros de desnivel de una etapa muy exigente, el primer candidato al éxito final es, ya sabéis, el esloveno Primoz Roglic, segundo el sábado en la contrarreloj de Tirana y sobre todo líder natural tanto por su excelente currículum (1 Giro de Italia, 4 Vuelta,) como porque en estos tres días ha demostrado, en ausencia de Pogacar, que quiere repetir el éxito anterior de 2023.

Algunos dicen que Primoz es demasiado mayor (35 años y siete meses) para hacerlo, ya que también batiría el récord de Fiorenzo Magni, maillot rosa a los 34 años en 1954. Los tiempos han cambiado mucho desde aquel ciclismo de posguerra y eso se vio en el modo en que Roglic alineó a todos sus oponentes directos en la contrarreloj.