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Lecce y Baschirotto, una historia con colores fuertes

Lecce y Baschirotto, una historia con colores fuertes

LECCE - Federico Baschirotto se ganó su puesto como capitán del Lecce en el campo, sudando constantemente por la camiseta con un gran espíritu de sacrificio y siempre dando la cara en los momentos difíciles, cuando hablar es complicado y el descontento crece entre la afición. Cuando, en el verano de 2022, Pantaleo Corvino lo fichó del Ascoli, con quien acababa de disputar el torneo cadete, muchos se quejaron, considerando que anteriormente había jugado en las categorías C y D. Con la camiseta blanquinegro había sido lateral y con este rol llegó a la amarilla y roja, recibido con escepticismo por la mayoría.

Casualmente, el Lecce afrontó los primeros partidos del campeonato con una defensa central en plena emergencia, por lo que Marco Baroni, entrenador en aquel momento, lo identificó como el hombre indicado para cubrir el hueco. El jugador de Isola della Scala rindió bien, tanto que, gracias al retraso inicial de Samuel Umtiti y a la posterior lesión de larga duración de Marin Pongracic, el técnico toscano lo confirmó en esta posición para todo el campeonato, y ahora es su rol.

Sus tres temporadas en Salento han coincidido con el mismo número de paradas, un récord absoluto que ostenta junto al portero Wladimiro Falcone y el lateral izquierdo Antonino Gallo. La temporada que acaba de terminar no fue su mejor año desde su llegada a Lecce, en parte porque el equipo en su conjunto tuvo dificultades durante largos periodos, un aspecto que todos los jugadores sufrieron, y en parte porque, al no contar con un jugador capaz de crear el juego como en los dos torneos anteriores, como ocurrió con Umtiti y Pongracic, al verse obligado a hacerlo él mismo, sus limitaciones en este aspecto se hicieron evidentes.

Aun así, contribuyó significativamente a la permanencia del club presidido por Saverio Sticchi Damiani, entregándose en cuerpo y alma y luchando con convicción por mantener la bandera en alto, intentando siempre unir a un entorno que corría el riesgo de desmoronarse debido a una clasificación que se ha vuelto cada vez más compleja con el paso del tiempo. Sus lágrimas al final del partido contra la Lazio que selló la salvación demuestran cuánto le importaba este resultado y lo estresante que fue toda la temporada, vivida al límite. En la temporada 2022/2023, su primer año con el Lecce, Baschirotto disputó 37 de 38 partidos en una máxima categoría en la que nunca antes había competido. Solo se perdió un partido por sanción y en los demás permaneció en el campo desde el primer hasta el último minuto, sumando un total de 3330 minutos. Marcó 3 goles: el 9 de noviembre de 2022, en el Lecce-Atalanta (2-1), el 14 de enero de 2023, en el Lecce-Milán (22), y el 4 de febrero de 2023, en el Cremonese-Lecce (0-2). También dio una asistencia el 11 de febrero de 2023, en el Lecce-Roma (1-1). También jugó un partido de la Copa Italia, durante el minuto 98. Recibió 6 tarjetas amarillas.

En la temporada 2023/2024, primero con Roberto D'Aversa en el banquillo y luego con Luca Gotti, continuó siendo un pilar del equipo Giallorossi, saltando al campo en 37 de 38 partidos, sin ser sustituido en ningún momento, para un total de 3295 minutos. Solo no jugó un partido porque el juez deportivo le sancionó con una ronda de suspensión por expulsión. Dio una asistencia en el Lecce-Sassuolo (1-1) el 6 de octubre de 2023. También disputó dos partidos en la Coppa Italia durante 135 minutos. Fue expulsado una vez y amonestado tres veces.

En la temporada 2024/2025 que acaba de terminar, el defensa central véneto no se perdió ni una sola jornada, sin ser sustituido jamás. Por lo tanto, jugó 38 de 38 partidos, sumando un total de 3420 minutos, un historial nada habitual para un jugador de campo. En la pasada liga, Baschirotto también volvió a marcar, como sucedió en el Lecce-Venecia (1-1) del 6 de abril de 2025 y en el Juventus-Lecce (2-1) del 12 de abril de 2025. El gol contra los Lagunari, dirigidos por Eusebio Di Francesco, resultó fundamental para mantener sus opciones de permanencia. Jugó un partido de copa, durante 90 minutos. Recibió tres tarjetas amarillas.

Es un adicto al trabajo y, como era de esperar, su mantra es precisamente "trabajo, trabajo, trabajo". Por otro lado, si ha logrado ascender en la clasificación, empezando desde abajo entre los aficionados y llegando con paso firme a la máxima categoría, es porque ha cimentado su camino en el sudor y el sacrificio. Durante las vacaciones, suele echar una mano en la granja familiar, en el Véneto.

La Gazzetta del Mezzogiorno

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