Mundial de Clubes, Messi encanta pero no es suficiente: empate Al Ahly-Inter Miami

Para alguien que lo ha ganado todo , que ha escrito un récord tras otro y que en el imaginario colectivo comparte con Diego Armando Maradona el cetro del mejor futbolista de todos los tiempos, es fácil imaginar que su debut en el Mundial de Clubes contra el Al Ahly (que acabó 0-0) no fue el partido más sentido de su legendaria historia . Y, sin embargo, Leo Messi hubiera querido presentarse ante el público estadounidense, que ya es suyo desde hace un par de años, con su firma imborrable. No lo logró por los pelos , entre un primer palo y el larguero en el minuto 96 provocado por la intervención milagrosa del portero árabe El Shenawy, al final de una parábola tan curva que solo pudo morir bajo el larguero.
La entrevista
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Especialmente en una competición que se ha revelado por primera vez, justo con el debut de la Pulga, Leo habría querido escribir su nombre. Aclamado por la gente, incluso con cada pequeño toque , porque sabemos que la zurda de Messi es decididamente diferente a la de sus colegas. Incluso la de los más famosos, por no hablar de la del equipo presente, con la excepción de un par de elementos, en el césped del Hard Rock Stadium de Miami Gardens.
EL TORNEO
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Entre las "viejas glorias" están Sergi Busquets y un tal Luis Suárez , compañero de "snack" de Messi en el Barcelona en el entonces mágico tridente completado por Neymar, pero quien se lleva la palma, al menos en la primera parte, es Ustari: el portero del Inter Miami se supera en un par de ocasiones y, no satisfecho, al final del tiempo hipnotiza a Trezeguet desde el punto de penalti, negándole también la alegría en el rebote. Si el portero estadounidense hace mucho más que la administración ordinaria, Lionel al menos en los primeros 45 minutos trota. Un tiro libre, un par de córners, algunos toques en el área del mediocampo, una advertencia solicitada, pero no concedida por el árbitro, y poco más. En resumen, para un fenómeno como Messi, nada o más.

Pero cuando eres un campeón sin fronteras, lo eres sin importar el contexto, el rival e incluso tu edad. Cumplirá 38 años el 24 de junio, un dato demográfico que debería llevar a un mayor descenso con el paso de los minutos. En cambio, en la segunda mitad Leo decide regalar emociones a raudales . Más en el meollo del asunto, más decidido a impactar, con un enfoque diferente, con la mirada de quien quiere dejar huella. Un primer disparo en el minuto 56, atajado sin problemas por el portero árabe El Shenawy, un chocolate servido a Weigandt (59') con un exterior delicioso, y un tiro libre (69') que hace gritar a todo el estadio pero que es solo una gran ilusión.
El balón, pateado con la maestría habitual, roza el poste y termina en el exterior de la red, cuando ya todos se habían puesto de pie para celebrarlo y celebrar el que habría sido el primer gol del Mundial de Clubes. Los disparos se dirigen a la grada: hay quienes gritan, quienes maldicen y se desesperan, porque ver al argentino marcar siempre es un placer y porque no disfrutar de uno de sus goles dejaría un sabor demasiado amargo. Todos lo admiran. Desde el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, hasta un ícono como Roberto Baggio, pasando por Javier Zanetti, vicepresidente del Inter, y David Bechkam, presidente del mismísimo Messi . Leo quiere demostrar que sigue siendo un tótem. Y, al subrayar que el Al Ahly no es el equipo más difícil del planeta, lo consigue. Sublime es el balón que lanza a la cabeza de Fafa (82'), el que dirige a la escuadra (96'), y que sólo un gran El Shenawy intercepta, canta y habría merecido mucho mejor destino.
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