Confida: Las máquinas expendedoras no son la causa de la obesidad juvenil

El aumento de la obesidad entre los estudiantes italianos no es culpa de las máquinas expendedoras de dulces y salados. Esta es la respuesta de Confida, la asociación italiana de máquinas expendedoras, al Manifiesto de Udine por la educación alimentaria en las escuelas , lanzado el sábado 14 de junio por Coldiretti, en el que los agricultores solicitaban la prohibición legal de los alimentos ultraprocesados ​​en las máquinas expendedoras de los centros educativos.

En particular, Confida señala que «solo el 5% de los 460.915.247 snacks dulces y salados que se venden al año se consumen en escuelas y universidades». Además, «en las escuelas infantiles y primarias, las máquinas expendedoras no existen o están destinadas únicamente al profesorado —explica el presidente de Confida, Massimo Trapletti—. De hecho, solo existen en los centros de secundaria y bachillerato, así como en las universidades, a las que, según el Ministerio de Educación, asisten 1,5, 2,6 y 1,9 millones de estudiantes, respectivamente. Comparando los datos, es evidente que el consumo medio anual es de tan solo seis snacks per cápita al mes: por lo tanto, no se puede responsabilizar a las máquinas expendedoras de la mala alimentación ni de la obesidad infantil. Las causas deben buscarse en otras partes».

Las máquinas expendedoras, añade Confida, también cumplen con los Criterios Ambientales Mínimos para los Servicios de Catering emitidos por el Ministerio de Medio Ambiente y que entraron en vigor el 1 de abril de 2024, que prevén el suministro de productos específicos como, por ejemplo, aquellos bajos en grasas, azúcares y sal, productos orgánicos y de kilómetro cero, bebidas con alto contenido en fruta, productos de comercio justo y que cumplan con los criterios de la cadena de suministro sostenible.

El sector de las máquinas expendedoras es una cadena de suministro que abarca 3.000 empresas que emplean a 33.000 personas, con un total de 808.000 máquinas expendedoras repartidas por todo el país. «Sin duda, necesitamos invertir más en educación alimentaria en las escuelas de todos los niveles, y promover el deporte y un estilo de vida saludable», concluye Trapletti, «así como también debemos acabar, como exige Coldiretti en su manifiesto, con las licitaciones públicas con la oferta más baja, que siguen siendo la norma no solo en las escuelas, sino en toda la administración pública».

Desde el escenario de los Estados Generales de Prevención, el lunes 16 de junio en Nápoles, el ministro de Agricultura, Francesco Lollobrigida, también habló sobre el tema: «Estamos trabajando —dijo en un mensaje de video— para promover la educación alimentaria en las escuelas, mediante campañas que finalmente logren cumplir con los objetivos de asegurar que nuestros niños consuman fruta de temporada y productos alimenticios de kilómetro cero que garanticen un mayor bienestar. Y estamos trabajando en la prevención».