El alcalde de Taranto, Bitetti, retira su dimisión tras las protestas ecologistas por el futuro de la antigua acería Ilva.

La crisis política en el ayuntamiento de Taranto se ha calmado. El alcalde Piero Bitetti , elegido para la jefatura de la ciudad el pasado junio tras ganar la segunda vuelta con una coalición de centroizquierda, ha anunciado que retirará su dimisión, presentada el lunes al final de una jornada, cuando menos, turbulenta.

Bitetti había dado un drástico paso atrás tras las fuertes protestas , acompañadas de lo que el alcalde denominó "amenazas" por parte de algunos representantes ambientalistas que casi sitiaron el ayuntamiento. En el centro del enfrentamiento entre la administración y los comités estaba, y sigue estando, el plan de descarbonización y venta de la antigua acería Ilva , la mayor planta siderúrgica de Europa, que tiene un enorme impacto económico, social y ambiental en Taranto. Durante meses, las asociaciones y comités ambientalistas habían cuestionado los escenarios propuestos por las instituciones locales y nacionales, considerándolos insensibles a la salud de los ciudadanos y al medio ambiente.

El cambio de postura del alcalde coincide con su decisión de viajar a Roma para asistir a la reunión convocada por Adolfo Urso en el Ministerio de Empresa y Made in Italy sobre el futuro de la antigua acería Ilva. «No me imagino que se hable de nuestra ciudad sin que esté presente alguien que la represente», declaró Bitetti, enfatizando que su dimisión no estaba motivada por «cuestiones políticas» ni por «fugas», sino que pretendía «dar un gesto contundente, porque el lenguaje intimidatorio y los insultos no deben prevalecer».

La respuesta, afirmó Bitetti, «fue contundente y clara. Me instaron desde muchos sectores a desandar el camino , porque afortunadamente en Taranto hay una mayoría silenciosa que se expresa mediante el voto. Esta petición me impulsó a retirar mi dimisión y partir hacia Roma: sentí el deber de representar a la ciudad».

El miércoles, Bitetti debía presidir la reunión del consejo municipal, luego cancelada, en la que se debía votar el programa de reconversión de la acería, centro de numerosas investigaciones y de un complicado procedimiento de venta por parte del Estado, que tomó posesión de la planta a través del Ministerio de Empresa y Made in Italy tras la fallida gestión del grupo franco-indio ArcelorMittal , precedido a su vez por comisarios públicos y por la familia Riva , que compró Ilva cuando formaba parte del grupo público Italsider.