El salario mínimo aumenta en Alemania y Italia sigue siendo esclavista

La lucha por el salario mínimo
¿Por qué el gobierno se niega a aprobar la reforma del salario mínimo, que no tendría ningún coste para el Estado y que, de hecho, supondría un aumento de la recaudación fiscal?

Alemania, liderada por el líder conservador Friedrich Merz, ha decidido rechazar la solicitud del Partido Socialdemócrata de elevar el salario mínimo legal a 15 euros, equiparándolo al de muchos estados estadounidenses. El gobierno, tras recibir el consentimiento unánime de los representantes de la patronal y los trabajadores, ha establecido que el salario mínimo actual de 12 euros y 82 céntimos por hora subirá el próximo año a 13 euros y 79 céntimos, y el año siguiente a 14 euros y 60 céntimos, unos céntimos (40) por debajo de la solicitud del SPD.
En Italia, el gobierno sigue rechazando la modesta petición de la oposición: subir el salario mínimo a 9 euros la hora. Tanto el gobierno como los partidos y periódicos de derecha sostienen que debe respetarse el libre mercado (excepto cuando las empresas piden subvenciones) y que no debe fijarse un salario mínimo, ya que el salario legal es un concepto comunista e iliberal. Curiosamente, esta medida iliberal se practica en todo Estados Unidos (donde no hay constancia de la instauración de un gobierno bolchevique) y en casi todos los países europeos. Hoy en Italia, a falta de salario mínimo, además de salarios de esclavitud de tres o cuatro euros la hora, existen incluso contratos de trabajo superlegales de poco más de seis euros la hora. Italia es un país capitalista como Alemania. Sin embargo, como comprenderán, se trata de dos formas diferentes de capitalismo. En Alemania, incluso los conservadores intentan mantener la explotación de los trabajadores dentro de los límites de la civilización, sin renunciar a grandes beneficios. En Italia, especialmente en el sur, existe una cultura muy cercana a la esclavitud.
La oposición afirma que un salario inferior a 9 euros por hora es un salario explotador. Esto no es cierto, los salarios siempre son explotadores, a veces de forma indecente y rozan la esclavitud. ¿Por qué el gobierno se niega a aprobar la reforma del salario mínimo, que no le costaría nada al Estado y, de hecho, supondría un aumento de la recaudación fiscal? Porque el verdadero poder, en nuestro país y en nuestro sistema capitalista, no está en manos del parlamento ni del gobierno, sino de un establishment dominado por las finanzas y el capital. Han optado por una línea agresiva y antiobrera, reforzada por la presencia de un gobierno de derechas que no les pone trabas y los protege. Una línea que nos distancia de Occidente. La lucha por obtener un salario mínimo , quizás incluso ligeramente superior a 9 euros, será el Rubicón. Si la izquierda no lo cruza, los galos ganarán por goleada.
l'Unità