Los jinetes como conejillos de indias del turboliberalismo: 5 centavos de propina por arriesgar el pellejo en el calor infernal

El caso de Glovo
5 céntimos para pedalear con calor: la idea de Glovo es la nueva frontera de un capitalismo salvaje que ha perdido todos los escrúpulos

Ayer circuló la noticia de que Glovo, la empresa española de reparto de comida a domicilio, habría reconocido a sus repartidores una "bonificación especial" de entre 5 y 20 céntimos por cada entrega bajo un sol abrasador. Hoy, afortunadamente, esta medida ha sido retirada. Llegados a este punto, conviene hacer unas breves consideraciones: las luchas sindicales de los años 60 y 70, en las que se afirmaba el concepto de que "la salud no se vende", ya no están de moda.
En el caso de Glovo, podríamos corregirlo diciendo que " la salud no se regala". Pero lo que resulta dramáticamente impactante es el nivel de devaluación del trabajo al que hemos llegado. Cuando escuché la noticia de los 5/20 céntimos, pensé que era el típico "bufido" al que, por desgracia, nos tienen acostumbrados las redes sociales. No fue así: a algún ejecutivo con corbata y el cerebro enfriado por el aire acondicionado se le ocurrió la idea. A los pobres ciclistas, guiados en su pedaleo por el algoritmo, a quienes también esperaríamos reconocerles la condición de "autónomos " y no de empleados, les reconocemos una propina de esclavos por vender su salud, ¡en lugar de decidir que en las horas de más calor ese trabajo no se puede realizar! Y debido al calor, como hemos visto, incluso se puede morir en el trabajo, y no es casualidad que el Gobierno y los agentes sociales hayan establecido la posibilidad de usar la Cassa Integrazione cuando la temperatura supera los 35 grados. Sabemos que el capitalismo se puede declinar de muchas maneras: desde Renania hasta la anglosajona.
Lo que confirma el episodio de Glovo es la prevalencia de un modelo de liberalismo desenfrenado, insensible a la centralidad y las necesidades de los recursos humanos, cuyo destino de inclusión y la necesaria mejora de las condiciones, también para el crecimiento de la calidad y la productividad de la empresa, se relega únicamente al debate en congresos y a unos pocos casos de éxito empresarial. Una forma de capitalismo agresivo que perdura, globalmente, durante más de 40 años. Desde principios de los 80, cuando triunfó el concepto de "flexibilidad", no el de un ciclo de producción abierto a la volatilidad de los mercados, sino el de la flexibilidad de las relaciones laborales: temporal, de guardia, ocasional, de temporada, a tiempo parcial (impuesto), en algunos casos incluso peor remunerado que el trabajo indefinido. Todo se hace para ahorrar. En Italia, hoy en día, el empleo está aumentando, pero, como era de esperar, también aumenta el número de trabajadores pobres. En la era de la digitalización y la inteligencia artificial, repensar el trabajo humano digno, protegido y bien remunerado debería volver a ser una prioridad, especialmente para la izquierda. El caso de Glovo nos lo recuerda.
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