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Meloni-Macron, tres horas de conversaciones cara a cara para sellar la paz

Meloni-Macron, tres horas de conversaciones cara a cara para sellar la paz

El apoyo inquebrantable a Ucrania y la fuerte convergencia para impulsar la agenda europea de competitividad, desde la automoción hasta la energía. Y el compromiso mutuo de coordinar sus posiciones sobre las relaciones transatlánticas y la seguridad económica y comercial de la Unión Europea. En cuanto a las relaciones generales con Donald Trump en todos los ámbitos, priorizando las responsabilidades. Sin precipitaciones, por parte de nadie. La reunión presencial entre Giorgia Meloni y Emmanuel Macron se prolongó más de lo previsto el día anterior, unas tres horas. Concluyó tras una cena —que la delegación francesa habría agradecido— con una declaración conjunta de una página que detalla los intereses europeos comunes y es muy concisa, sin embargo, en el pasaje sobre Oriente Medio (donde no se menciona explícitamente ni a Israel ni a Gaza). Mientras tanto, la tan esperada referencia al Tratado del Quirinal, que entró en vigor en 2023 y que, en su lugar, será objeto de una actualización de objetivos a partir de la próxima reunión bilateral, ya prevista para principios de 2026, esta vez en París. El presidente francés llega al Palacio Chigi con un cuarto de hora de retraso respecto a la agenda. Mientras tanto, frente a la alfombra roja, se suceden una serie continua de disparos y flashes.

"Es el escenario de las grandes ocasiones; hay mucho interés en esta reunión bilateral", bromeó Giorgia Meloni, dirigiéndose al pelotón de fotógrafos poco antes de dar la bienvenida a Macron. Con amplias sonrisas, largas manos entrelazadas, besos en las mejillas y algunas palabras susurradas al oído. Lo que los dividió fue sobre todo la actitud a adoptar con la administración estadounidense, tanto en lo que respecta a sus responsabilidades como al destino de Kiev, para el cual ambos, en la nota conjunta, esperan una "solución justa y duradera". No se mencionó ninguna garantía de seguridad para Ucrania ni formatos, como el de la "disposición", para abordar a nivel internacional el camino hacia la paz, en el que en los últimos meses se habían medido las distancias entre Roma y París. Y precisamente para limar asperezas, difíciles de resolver hasta ahora, y para comprobar que es posible "avanzar juntos en cuestiones esenciales", como había anunciado el Elíseo la víspera, el presidente francés promovió su visita a Italia. Dedicado exclusivamente a la reunión bilateral con el primer ministro -que dura "mucho tiempo", según apuntan las altas esferas del Gobierno.

La conversación entre ambos fue franca, y la primera ministra, según los partidarios de Meloni, pidió al líder de una nación a la que consideraba "amiga", además de aliada, que evitara nuevos episodios, como la ahora infame foto de Tirana, que dejó claro el enfrentamiento. "Igual dignidad" si se quiere congeniar, fue el mensaje transmitido al presidente francés, quien permaneció en el Palacio Chigi hasta bien entrada la noche. Luego partió hacia París, sin hacer declaraciones a la prensa. Poco antes de recibir al francés, Meloni mantuvo un intercambio de aproximadamente una hora con Robert Fico sobre Gaza y la necesidad de un "alto el fuego" igualmente válido para Kiev. Y que no todos los países europeos, en opinión de la primera ministra eslovaca, parecen querer realmente, convencida de que "continuar la guerra es la forma de perjudicar a Rusia". La primera ministra también habló con el líder nacionalista de Bratislava sobre la Conferencia para la Reconstrucción de Ucrania, que se celebrará en Roma en julio, para la que confía en una amplia presencia internacional. Quizás incluso del propio Macron. Una Europa más soberana, más fuerte y más próspera, orientada sobre todo a la paz y capaz de defender sus intereses y proteger a sus ciudadanos, es la perspectiva que ambos comparten, fieles a su papel como naciones fundadoras, como se puede leer en la declaración. Esta especifica que existe una fuerte convergencia en la nueva agenda de la UE, para acelerar la simplificación regulatoria, las inversiones públicas y privadas, la energía y la plena aplicación del principio de neutralidad tecnológica. Pero también en sectores en transición (además de la industria automovilística, se menciona la siderurgia) y en los más avanzados, como la inteligencia artificial, las energías renovables descarbonizadas, como la nuclear, y el espacio. También se colaborará en el próximo marco financiero plurianual, la migración, la ampliación y las reformas.

ansa

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