Alemania, entre diversos fuegos
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Dentro de 4 años se realizarán elecciones en Alemania nuevamente. Sus resultados podrían tener repercusiones trascendentales para el país más poderoso de Europa, ya que la extrema derecha logró incrementar sustancialmente su simpatía entre las y los alemanes el pasado domingo, acechando el poder de forma inminente.
Comienza la cuenta regresiva, y la coalición de gobierno que se concrete durante los próximos días tiene que implementar acciones ejemplares para asegurar que la extrema derecha no asuma el poder. Un objetivo que los radicales han venido forjando con paciencia, entre los tropezones de las fuerzas moderadas y el fervor global de los movimientos con su mismo ADN en el mundo.
Por primera vez en la democracia moderna de Alemania, la extrema derecha está más cerca que nunca de gobernar un polo neurálgico de la geopolítica global, el corazón de Europa. Obtuvo el 20.8% de los votos, 10 puntos debajo de la alianza triunfadora lograda entre el partido conservador Unión Cristianodemócratas (CDU) en alianza con el bávaro Unión Socialcristiana (CSU).
El pasado fin de semana, Alternativa para Alemania (AfP), que lidera Alice Weidel, logró consolidarse con un influyente segundo lugar al obtener 152 asientos de un total de 630 en el Bundestag, desde donde se debaten y definen las políticas públicas y económicas de Alemania. Su voz y voto serán sustanciales dentro del futuro inmediato de esta potencia global.
Pero Friedrich Merz, quien representa al CDU/CSU, y será el próximo canciller al obtener el triunfo con el 28.5% de los votos, busca ya concretar una coalición que le posibilite actuar de inmediato en asuntos urgentes, como revertir la recesión en la que se encuentra el país teutón, que significa uno de los eslabones más débiles de los conservadores ante la fiereza narrativa de la extrema derecha, que propone salvar a Alemania con eslóganes muy parecidos al de “Make America Great Again”, confirmando su fanatismo por Trump y Musk.
La fórmula lógica para cogobernar es que el CDU/CSU se alíe con el SPD, que obtuvo un tercer lugar con el 12.5% y 120 escaños. No obstante, para el SPD significa que llegarán a una mesa de negociación tras una dolorosa derrota encabezada por el canciller saliente Olaf Scholz. Un revés duro y difícil de digerir que significa tiempos complejos en Alemania.
Recordemos que en 2021 la fuerza ganadora fue la coalición SPD junto con los Verdes y liberales (FDP), pero en noviembre de 2024 colapsó la estructura tripartita tras el rompimiento de los liberales bajo una estela de diferencias en temas que se debaten entre la sociedad, como la migración, economía y el orden internacional, con foco en el conflicto entre Rusia y Ucrania, del cual Alemania es uno de los garantes más importantes para que la estabilidad europea no se erosione tras la amenaza constante de Rusia y ahora, nada más y nada menos, que de Donald Trump.
Esta singular e inesperada postura de Trump y su gabinete, encabezado por Elon Musk, de apoyar al presidente Vladímir Putin sobre Volodímir Zelenski, contrario a lo que ha hecho todo Occidente, pone a prueba al eje franco-francés, cuya postura ha sido y es muy clara: apoyo irrestricto a Ucrania.
Lo que probablemente no entienda Trump es que, si lo que busca es debilitar a Europa, dejando en el limbo a Ucrania, y al mismo tiempo fortalecer a Rusia y a la extrema derecha en diversos países, en automático se estaría dando un tiro en el pie. Putin, al igual que Trump, sueña con gestionar una hegemonía, por lo que es cuestión de tiempo para que ambas ambiciones colapsen.
Mientras tanto, ya se dio el primer paso: ayer, Friedrich Merz y el aún canciller, Olaf Scholz, sostuvieron las primeras conversaciones rumbo a una nueva estructura de gobierno. Pero ahora, quien lleva la mano es Merz, un político nacido en 1955, conservador, con una fuerte predilección por el predominio empresarial y al mismo tiempo defensor del proeuropeísmo. Es abogado de formación con amplia experiencia en la política y el sistema financiero estadounidense, pues vivió en ese país durante varios años.
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