Argentina es y parece: al campeón del mundo le va la vida en cada minuto de su extraordinario reinado
Ser y parecer. Eso refleja la selección argentina a los ojos del mundo, que admira la consistencia emocional de un grupo de futbolistas capaz de dar un giro nuevo en una noche aparentemente intrascendente y poner a jugar su espíritu, cuando los argumentos de su fútbol excelso se quemaban como pocas veces. Si por algo se recordará el 1-1 con Colombia será por cómo un equipo súper profesional enarboló su costado más amateur para impedir caer derrotado. Que sepan los rivales que llegarán con el estímulo de voltear al campeón dentro de un año, cuando el Mundial comience, que no alcanzará con ponerse por delante para doblarles la mano a Messi y su manada. Para ganarles, habrá que asegurarse que no respiran. Y está visto: estos muchachos son capaces de inventar el aire.
Un arranque eléctrico de Messi auguraba una noche como tantas. Un foul recibido a los 58 segundos, tras un control con el pecho, y una pared con Thiago Almada que terminó con un remate de derecha apenas desviado, a los tres minutos, dibujaban pistas del pasado y del presente: Argentina dominante en el Monumental, igual que en Lusail, el Maracaná o donde fuere. El marco, el de siempre, pero especialmente motivado por tener enfrente a la última víctima en una final, ahora con urgencias y en una supuesta crisis que traslucía el gesto adusto de Néstor Lorenzo, enfundado en su camisa borravino. “Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta, no va al Mundial”, clamaba el estadio, como había ocurrido en Santiago de Chile el jueves en la boca de los 10 mil argentinos. Ahora eran 85 mil, listos para una nueva función. La del capitán regresado, luego de haberse perdido la doble fecha de marzo (y triunfazos) ante Uruguay y Brasil.
Pero ese fuego inicial fue bajando su intensidad hasta transformarse en algún chispazo esporádico con el paso de los minutos. La entretela visitante tenía dos centrales firmes -Lucumí y Davinson Sánchez- y un mediocampo fuerte en las piernas de Richard Ríos y Lerma y ágil en el tranco de Castaño, ya habituado al escenario. El partido, entonces, era una película lenta, sin sorpresas en el guion. El que más gustaba a los visitantes, cómodos en la nada que en que se había transformado el asunto. Hasta que…
Cuando Machado remató muy desviado tras una habilitación de James Rodríguez, flotó la sensación de que iba a ser difícil que Colombia tuviera una nueva ocasión de gol tan clara. Pero Luis Díaz le dio la razón: él no dispuso de una jugada de gol, sencillamente la dibujó. Si quien lee estas líneas despertara ahora de un largo sueño, este cronista lo invita a poner “Luis Díaz gol Argentina” en YouTube. Verá cómo un hombre solo derriba a un ejército con el poder de la gambeta, ese que nunca pasará de moda en este bendito deporte. Una corrida, un quiebre de cintura y un remate suave de derecha ante el gigante del arco hizo parecer sencillo lo extraordinario. Graduado en Liverpool como un delantero excepcional, ahora también acredita una obra maestra ante el rival más poderoso posible.
El gol enredó (más) a la selección, que afrontaba un reto nuevo: de los 87 partidos del ciclo, solo recibió el primer gol en 14 oportunidades, sumando ésta. Y solo tres veces había logrado traducir derrota parcial en victoria, ante rivales débiles como Bolivia, Costa Rica y Guatemala. Mirado desde el tiempo de juego, solo jugó con el resultado en contra el 7 por ciento de los minutos en toda la era Scaloni. Esta selección, a la que ya no parecen quedarle desafíos, podía inventarse uno nuevo. Modesto tal vez, pero importante de pronto.
El resto del primer tiempo acentuó la falta de imaginación de la selección para encontrar cómo perforar el férreo entramado colombiano. Solo el empeño de Julián Álvarez y la dinámica de Thiago Almada, incansable en su búsqueda de espacios por las dos bandas, eran una nota que rompía -en algo- la monotonía. Disconforme, Scaloni hizo lo que casi nunca: dos cambios en el entretiempo. Afuera De Paul -de bajo nivel- y Molina, adentro Giuliano Simeone y Nicolás González. La idea era clara: ser muy ancho para que se abrieran los pasillos interiores por donde pudieran filtrarse los volantes o el propio Messi, llegando desde atrás. Lorenzo respondió con el manual del respeto al campeón del mundo, sazonado con una pizca de temor: quitó a Campaz y puso a Román para diseñar una línea de cinco defensores…
No lograba Argentina, de todos modos, mover la estantería de la noche. Hasta que una arrancada de González, repelida por las manos del arquero Mier, y una definición defectuosa de Enzo Fernández en el rebote dieron pie a un partido nuevo: el emocional. El público, teatral hasta ese instante, se puso de pie como si entendiera que esta vez el súper equipo necesitaba ayuda. No había algo grande en juego, si se dejara de lado que el orgullo no sabe de partidos menores para quien lleva la corona de rey del fútbol mundial en estos años. Pero ese impulso, que continuó con un tiro de González al palo tras un tiro libre de Messi, recibió un frenazo con la merecida tarjeta roja a Enzo Fernández, que levantó demasiado la pierna y rozó la cara de Castaño con los tapones.
Entonces la veta sanguínea rompió los esquemas, y de pronto Argentina sintió que le iba la vida en esos 20 minutos que faltaban. Diez contra 11, Scaloni quitó a Messi (¡oh!) y Medina para reordenar el equipo con Exequiel Palacios en el medio y Foyth como lateral derecho. Los cruces eran feroces, Colombia no se achicaba en esa tarea, el público bramaba. Y en otro arreón de Almada, el futbolista que más creció en el ranking mental de Scaloni encontró el empate con un derechazo cruzado. El Monumental hervía, y el juego se transformó en otra cosa: una lucha cuerpo a cuerpo en la que la exageración y las patadas cotizaban a un precio similar. El del empate que premió el espíritu indomable de la selección y, quizás, le hizo pagar a Colombia no haberse animado a creer que era posible ponerle un moño dorado a la noche inolvidable de Luis Díaz. Él mereció lo que sus compañeros no.



Encontrá resultados de fútbol en vivo, los próximos partidos, las tablas de posiciones, y todas las estadísticas de los principales torneos del mundo.
lanacion