Cuáles son los efectos secundarios del café

El café es una de las bebidas más consumidas del mundo. Con millones de personas comenzando su día con una taza humeante, su popularidad está respaldada por efectos como el aumento de la energía, mejora de la concentración y beneficios antioxidantes. Sin embargo, como todo en exceso, puede provocar efectos no deseados en la salud. Conocer los efectos secundarios del café es clave para consumirlo con responsabilidad y sin poner en riesgo el bienestar físico o mental.
Uno de los efectos secundarios más conocidos del consumo excesivo de cafeína es el aumento de la ansiedad. La cafeína actúa como estimulante del sistema nervioso central, lo que puede intensificar la producción de adrenalina y generar sensaciones de nerviosismo o inquietud.
Muchas personas sensibles a la cafeína experimentan:
- Temblores o sacudidas en las manos.
- Palpitaciones o aceleración del ritmo cardíaco.
- Insomnio, especialmente si se consume por la tarde o noche.
En casos más extremos, puede inducir episodios de ataques de pánico o agravar trastornos de ansiedad preexistentes.
El café estimula la secreción de ácido gástrico, lo cual puede tener un doble filo. Por un lado, favorece la digestión en algunas personas; pero en otras, puede causar:
- Acidez estomacal o reflujo.
- Irritación gástrica, especialmente en ayunas.
- Molestias intestinales como diarrea leve.
Quienes sufren de gastritis, síndrome del intestino irritable (SII) o reflujo gastroesofágico deben tener especial cuidado, ya que la cafeína puede empeorar los síntomas.
Aunque no se considera una droga en sentido estricto, la cafeína genera dependencia en muchas personas. El cuerpo se adapta a su consumo habitual y, al suspenderla, puede desencadenar síntomas de abstinencia que incluyen:
- Dolor de cabeza intenso.
- Fatiga y dificultad para concentrarse.
- Irritabilidad y bajo estado de ánimo.
Estos efectos pueden aparecer entre 12 y 24 horas después del último café, y durar hasta una semana dependiendo del nivel de consumo previo.
El café es popular por su capacidad para mantenernos despiertos, pero también puede ser el culpable detrás de noches de insomnio. La cafeína puede permanecer en el organismo entre 5 y 8 horas, y su consumo en la tarde puede:
- Dificultar conciliar el sueño.
- Reducir la calidad del descanso profundo.
- Provocar despertares nocturnos.
Dormir mal de forma crónica no solo afecta el rendimiento diario, sino que incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares y trastornos del ánimo.
La cafeína puede elevar la presión arterial temporalmente, especialmente en personas que no la consumen habitualmente o son más sensibles. Además, puede producir arritmias leves, una sensación de “latidos irregulares” que no siempre es peligrosa, pero puede ser incómoda o preocupante.
Por eso, quienes padecen hipertensión o problemas cardíacos deben consultar a su médico sobre la cantidad segura de café que pueden consumir.
El consumo elevado de café puede interferir con la absorción del calcio, un mineral esencial para la salud ósea. Algunos estudios sugieren que beber más de cuatro tazas al día podría aumentar ligeramente el riesgo de osteoporosis si no se compensa con una dieta rica en calcio o suplementos.
Esto es especialmente importante en mujeres posmenopáusicas, quienes ya presentan mayor riesgo de pérdida de masa ósea.
Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y la Mayo Clinic, una dosis de hasta 400 mg de cafeína al día (equivalente a 3 o 4 tazas de café) se considera segura para la mayoría de los adultos sanos. No obstante, factores como el peso, el metabolismo, la edad o condiciones médicas pueden alterar esta tolerancia.
En adolescentes, mujeres embarazadas o personas con ansiedad, insomnio o hipertensión, los límites seguros pueden ser mucho más bajos.
El café es una bebida fascinante con múltiples beneficios, pero también con efectos secundarios que no deben pasarse por alto. Consumirlo con moderación, preferiblemente por la mañana y acompañado de una alimentación balanceada, es la mejor forma de disfrutarlo sin riesgos.
Escuchar al cuerpo es fundamental: si tras tomar café experimentas ansiedad, problemas digestivos o insomnio, puede ser momento de reducir la dosis o explorar alternativas como el descafeinado o infusiones sin cafeína. Porque cuando se trata de salud, incluso lo bueno puede volverse perjudicial si se excede.
La Verdad Yucatán