Descifrando el PIB
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La semana pasada, el INEGI publicó la cifra revisada de PIB del cuarto trimestre del año pasado (‘estimación tradicional’). Se confirmó que la actividad económica terminó creciendo 1.5 por ciento en 2024. Una desaceleración relevante con respecto al crecimiento de 3.3 por ciento de 2023, máxime en un año electoral, en el que, además, el gobierno elevó el gasto público significativamente, que llevó al déficit de 4.3 a 5.7 por ciento del PIB. Varios colegas comentan que México pudiera encontrarse al filo de una recesión, como comenté en este espacio hace algunas semanas (“Sobre el PIB y las finanzas públicas en 2024”, 4 de febrero). Asimismo, la semana pasada el staff del Banco de México revisó su pronóstico de crecimiento de 2025 de 1.2 a 0.6 por ciento. Sin embargo, antes de querer categorizar en qué fase del ciclo se encuentra la economía mexicana –asunto que le corresponde al Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México–, considero que hay cuatro asuntos que comentar sobre el PIB del año pasado:
(1) Irregularidades estadísticas. Debido a que en la primera mitad del año pasado hubo muchos eventos atípicos, una vez que ya no ocurrieron en el tercer trimestre, la economía observó un crecimiento muy significativo. El PIB creció 0.9 por ciento con respecto al trimestre anterior, que sería 3.6 por ciento anualizado, para compararlo con los datos en los Estados Unidos ¿México experimentó un ‘boom’ en 3T 24? No, claro que no. Solo reflejó que terminaron los eventos atípicos ¿Cuáles? Múltiples bloqueos de carreteras, en parte propiciados por las campañas electorales y en parte debido a actividades del crimen organizado. Además, el gobierno de Estados Unidos detuvo las importaciones de aguacate por varios días, y el software de comercio internacional gestionado por la aduana mexicana falló en varias ocasiones, limitando tanto las importaciones como las exportaciones, entre otros problemas. Dado que no fue un ‘boom’ lo que experimentó la economía mexicana en el tercer trimestre, la probabilidad de que la economía registrara una contracción en el cuarto trimestre era muy alta, simplemente porque ya no había observaciones atípicas (“Crecimiento económico: más allá de las apariencias”, 26 de noviembre). De esta manera, así como la economía no observó un ‘boom’ en el tercer trimestre del año pasado, la contracción del cuarto trimestre tampoco es indicativa de una recesión, como tal.
(2) Regularidades estadísticas que considero que no ocurrirán este año. Desde hace muchos años, el crecimiento en México se desacelera significativamente durante el primer año de cada administración. En mi opinión, esto ocurre debido a dos cosas: (a) El gasto corriente se desacelera por el cambio de personal de las secretarías, en particular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP); y (b) un ajuste relevante en política pública, como la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México a finales de 2018 o el cambio de la fórmula con la que se otorgan subsidios a la vivienda en 2013. En este primer año de la presidenta Sheinbaum, muchos secretarios de finales del sexenio anterior están repitiendo cargo, en particular, el personal de la SHCP, por lo que el gasto corriente no debería de desacelerarse y no veo ningún error de política económica que tenga un impacto similar a los que mencioné en 2018 y 2013.
(3) Impacto del incremento del gasto público. A todo esto, ¿en dónde quedó el incremento del gasto público de 2024? Esto está muy difícil de explicar porque en el incremento de la inversión pública en los datos del INEGI aparece en 2023 y no en 2024 cuando se llevó a cabo el incremento del déficit. Es como decir que primero le pegas al blanco y luego disparas. En los datos de Hacienda, el gasto en comunicaciones y transporte –en donde normalmente observamos los recursos que se destinan a obra pública–, se observó un incremento anual de 2.5 por ciento y una caída de 30.5 por ciento –en términos reales–, en 2023, mientras que en 2024 se observaron incrementos anuales de 46.8 y 34.6 por ciento en 2024, respectivamente. Esto está en línea con el incremento en el déficit en 2024. Sin embargo, en los datos del INEGI, la inversión pública creció 17.8 por ciento en 2023, mientras que al tercer trimestre de 2024 que tenemos disponible registró una contracción anual de 0.7 por ciento. En mi opinión, esto tiene que ver con dos cosas. Por un lado, que a diferencia de la mayoría de los países en los que el gasto se reporta como devengado, en México la contabilidad fiscal es en efectivo. Es decir, en la mayoría de los países un gasto en noviembre comienza a aparecer desde enero con un factor de descuento, mientras que en México ese gasto no aparece en las estadísticas hasta que no se lleva a cabo el pago, en este caso, en noviembre.
El otro tema es que el INEGI reporta el impacto del gasto público en la actividad económica, sin importar cuándo se paga. De esta manera, el gobierno puede pedir a un contratista que haga una obra en 2023 y que se refleje en las estadísticas de cuentas nacionales INEGI ese año y pagarla en 2024. Esto también coincide con la mayoría de las inauguraciones que llevó a cabo el expresidente López Obrador, concentradas a finales de 2023 e inicios de 2024. Ahora bien, un aspecto prospectivo de esto es que una buena parte de la consolidación fiscal que está llevando a cabo este año el gobierno, no debería tener tanto impacto en la actividad económica este año, dado que la economía ya lo experimentó el año pasado.
(4) La perspectiva sobre la manufactura a nivel global en 2025. La manufactura ha mostrado debilidad a nivel global después de la pandemia. Esto se debió a que los consumidores reasignaron su gasto de bienes durante la pandemia a servicios. Sin embargo, se ha observado que esta tendencia ha comenzado a revertirse y, por ejemplo, la producción industrial en EU se contrajo 0.2 por ciento en 2024 y este año se anticipa un crecimiento de alrededor de 0.4 por ciento. Esta es la principal liga económica entre México y los Estados Unidos, con las cadenas actuales de suministro, sin necesidad de que exista más nearshoring.
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