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El Mont Saint-Michel del sur de Francia que pocos conocen y es Patrimonio de la Humanidad

El Mont Saint-Michel del sur de Francia que pocos conocen y es Patrimonio de la Humanidad

La abadía-fortaleza del Mont Saint-Michel, en Normandía (Francia), es imponente y emerge en una amplia bahía, allí donde el océano Atlántico coincide con el estuario del río Couesnon. El pequeño islote sostiene a la abadía y a un burgo de origen medieval.

La Unesco reconoció el valor de este singular conjunto arquitectónico como Patrimonio de la Humanidad en 1979. Miles de turistas llegan cada año hasta el Mont Saint-Michel, para conocer este lugar cuyos orígenes se remontan al siglo X cuando llegaron monjes benedictinos.

La construcción creció en los siglos siguientes con una abadía románica de tres niveles y numerosos espacios complementarios, como despensas, cocinas, comedores, celdas y salas para acoger a los más pobres. En el siglo XIII, debido al asedio de bretones, normandos e ingleses, se realizó la fortificación.

Curiosamente, cerca de los Pirineos, hay otra construcción religiosa construida en lo alto de un monte que, muchas veces, es llamada el “Mont Saint-Michel del Sur”. Recibe menos turistas, pero realmente vale la pena llegar hasta allí.

Saint Bertrand de Comminges tiene increíbles construcciones medievales./ Imagen Turismo de Lourdes.Saint Bertrand de Comminges tiene increíbles construcciones medievales./ Imagen Turismo de Lourdes.

La localidad de Saint-Bertrand de Comminges parece suspendida entre el cielo y la tierra. Sus murallas se confunden con la roca y sus callejuelas están flanqueadas por casas con entramado. Pero antes de ascender hasta allí, conviene hacer dos paradas.

Un lugar para visitar son las ruinas del sitio arqueológico de Lugdunum-Convenae. Fundada en el siglo I a. C, la ciudad fue próspera hasta las invasiones bárbaras, en el año 585.

Aquí se pueden apreciar el foro, el teatro antiguo, las termas y la plaza con pórtico. Conviene saber que algunas excavaciones están en proceso, por lo que es probable que haya más ruinas para ver en el futuro.

También en la parte inferior, la basílica de Saint Just de Valcabrére está rodeada de un paisaje que recuerda a la Toscana italiana. Declarada Patrimonio Mundial por la Unesco, es una de las iglesias románicas más bonitas de la región gracias a su sencillez.

El esplendor de la Edad Media

Saint Bertrand de Comminges: Catedral Saint Marie, del siglo XII./ Imagen Turismo Haute Garonne.Saint Bertrand de Comminges: Catedral Saint Marie, del siglo XII./ Imagen Turismo Haute Garonne.

Si bien la historia de Saint-Bertrand de Comminges atraviesa varias épocas, fue durante la Edad Media cuando alcanzó su apogeo. Y muestra de ello es la imponente catedral Sainte-Marie que domina el pueblo y sus alrededores. Inscrita en el Patrimonio Mundial de la Unesco, es una visita ineludible.

Obra maestra del arte romano-gótico, precedida por un arco, la catedral llama la atención, en primer lugar, por “el conjunto de robustos contrafuertes y arbotantes que, añadidos en los siglos XIV y XV, le dan un aire musculoso y defensivo”, describe un artículo de National Geographic.

Agrega que “su imponente torre campanario de 33 metros, convertida en particular torre del homenaje, domina el breve skyline rural de Comminges como un faro de mampostería tosca que ha guiado a peregrinos durante casi un milenio”.

En 1998 la Unesco incluyó este conjunto monumental en su lista de Patrimonio de la Humanidad como parte de los Caminos de Santiago de Compostela de Francia.

Durante siglos, la villa y su catedral han sido punto crucial para los peregrinos que recorren la ruta del Piamonte hacia Santiago de Compostela (España), ofreciendo refugio físico y espiritual en su camino”, dice la revista.

La catedral también es un compendio de estilos arquitectónicos: el románico del siglo XII, visible en la fachada occidental y su magnífica portada; el gótico meridional del siglo XIV, promovido por Bertrand de Goth (futuro Papa Clemente V), y los elementos renacentistas del siglo XVI.

“El contraste entre la austeridad exterior y la riqueza de su interior resulta sorprendente. La luz que se filtra por las vidrieras centenarias crea juegos caleidoscópicos en el pavimento. La nave única se despliega como un espacio casi sobrenatural con muros donde hay mármol y ruinas romanas reutilizadas”, describe National Geographic.

Clarin

Clarin

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