Japón vuelve a un periodo de inestabilidad política tras una derrota electoral de la coalición gobernante

Nueve meses después de que la formación que lleva 65 años gobernando Japón se llevara un duro revés en las elecciones legislativas al perder la mayoría en el Parlamento, el archipiélago retoma la senda de la incertidumbre política tras otro batacazo histórico en las urnas: el Partido Liberal Democrático (PLD) del primer ministro Shigeru Ishiba y su socio de coalición, los budistas del Komeito, han perdido también la mayoría en el Senado.
Las proyecciones oficiales confirman la derrota de Ishiba en las elecciones celebradas el domingo para renovar la mitad de los 248 escaños de la Cámara Alta. El bloque gobernante habría obtenido 47 de los 125 escaños que estaban en juego en estos comicios, rozando los 50 que hubiera necesitado para mantener la mayoría.
"Acepto humilde y sinceramente el resultado", soltó un debilitado Ishiba (68), muy tocado dentro de casa por los continuos escándalos que sacuden a su partido y por la enorme crisis desatada este año tras la subida de los precios del arroz, que se ha duplicado este año, y que se ha convertido en un pararrayos para el descontento de los votantes.
Al líder de la cuarta economía mundial también le ha degastado la guerra comercial de Donald Trump mientras Tokio intenta llegar desesperadamente a un acuerdo comercial con Estados Unidos antes de que acabe el plazo de este mes para frenar el 25% de aranceles estadounidenses.
Tras el nuevo fracaso del PLD, de corte conservador, muchos son los críticos, incluso desde dentro del propio partido gobernante, que exigen la dimisión de Ishiba, quien tendrá muy difícil dirigir el país sin el control de las dos cámaras. Se había especulado en las últimas horas sobre la posibilidad de renuncia del primer ministro. En cambio, Ishiba ha descartado esa posibilidad. "Tengo muchos deberes todavía que cumplir con la nación, como la prevención de desastres, el desarrollo rural y la lucha contra el declive demográfico", dijo el líder después de que trascendiera que había sido el peor resultado de su partido en unas elecciones desde 1999.
La otra noticia de estas elecciones ha sido lairrupción del partido ultraderechista Sanseito, que quedó en segundo lugar con un resultado histórico al alcanzar los 14 escaños. Esta formación es un producto de YouTube, de un ex gerente de supermercado y profesor de inglés llamado Sohei Kamiya (47 años), que apareció durante la pandemia colando vídeos con todo tipo de teorías de la conspiración sobre las vacunas, los confinamientos y que todo ello formaba parte de un siniestro plan de las élites globalistas.
El éxito de Kamiya ha sido poner en primera fila a un partido con un discurso radical que había estado hasta ahora en los márgenes de la política japonesa. Los sucesivos gobiernos del PLD han defendido políticas nacionalistas y proteccionistas, pero sin caer en los extremos. Desde el Sanseito dicen que se han inspirado en la figura de Donald Trump para defender su eslogan de campaña, "¡Los japoneses primero!". Kamiya ha defendido en público las deportaciones masivas de inmigrantes en EEUU y ha reconocido que su programa lleva algunas ideas de otros partidos europeos extremistas como la AFD alemana. En su manifiesto para estas elecciones, el partido pedía "volver a los valores familiares tradicionales".
Los analistas dicen que Sanseito y otros partidos de la oposición han capitalizado el gran descontento hacia un Gobierno que ha sido incapaz de frenar el aumento de los precios del arroz ni de estabilizar la caída de los salarios. Además, la imagen del PLD continúa dañada por escándalos que han hecho mucho ruido, como el caso de los fondos ilícitos para su financiación y los vínculos entre cargos electos con la polémica Iglesia de la Unificación, una poderosa organización ultraconservadora que es conocida por celebrar bodas masivas y presionar a sus feligreses para que hagan donaciones que muchos no pueden pagar.
El PLD ha gobernado Japón casi ininterrumpidamente desde la posguerra, aunque con frecuentes cambios de líder. En sus orígenes, el partido recibió un fuerte apoyo de Estados Unidos, que llegó a financiar de forma encubierta a este partido porque abanderaba la lucha contra el comunismo, que se encontraba en plena expansión en Asia durante la Guerra Fría. Con el paso de los años, mientras Japón consolidaba su democracia, el PLD continuó arrasando en las urnas, extendiendo su popularidad sobre todo en las zonas rurales y tejiendo una enorme red de influyentes empresarios que han estado engordando las cuentas del partido, que siempre cuenta con muchos más recursos que la oposición para las campañas electorales.
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