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La Bombonera, versión Riquelme: el plan secreto que cambiará para siempre el estadio de Boca

La Bombonera, versión Riquelme: el plan secreto que cambiará para siempre el estadio de Boca

SE RENUEVA. A fines de 2025, comenzarían las reformas en La Bombonera AP Photo/Gustavo Garello

La Bombonera, con 85 años a cuestas, está por iniciar uno de los cambios más ambiciosos de su historia. Y no será con el proyecto esloveno ni con el frustrado “Bombonera 360”. Tampoco en la Isla Demarchi. La remodelación que impulsa Juan Román Riquelme avanza con pasos firmes desde adentro, con obras ya en marcha y una promesa silenciosa: modernizar el templo sin tocar el barrio.

Lo que antes parecía imposible (aumentar el aforo sin comprar las propiedades sobre la calle Iberlucea) ahora está en carpeta. El plan contempla demoler la actual estructura de palcos y plateas preferenciales en ese sector, correr unos metros el campo de juego hacia la calle Irala y levantar una nueva tribuna que cierre el anillo sin necesidad de negociar con los frentistas. “A los vecinos no les voy a golpear la puerta para que se vayan de su casa”, había dicho el propio Riquelme, marcando un cambio de postura respecto a sus primeras intenciones.

La capacidad actual de La Bombonera ronda los 56.000 lugares. Con la nueva obra, ese número podría subir hasta los 83.000, aunque el aforo final dependerá de las exigencias de FIFA sobre la cantidad mínima de asientos. Lo concreto es que el estadio sumará entre 15.000 y 27.000 nuevos lugares y pasará de tener 86 a 240 palcos, con espacios interiores y balcones al exterior.

En ese sector también se construirán nuevas plateas preferenciales que llegarán hasta el borde del campo de juego, gracias al traslado de los bancos de suplentes hacia la platea L. El túnel visitante se eliminará y se unificará la salida de ambos equipos, lo que permitirá reconfigurar el campo sin resignar accesibilidad. En los extremos, además, se sumarán ascensores para mejorar la circulación.

Las populares también tendrán modificaciones: se cerrarán los espacios libres en los córners y se cambiará la pendiente de la tribuna baja sur, que podrá avanzar hacia el césped para sumar cerca de 10.000 nuevos espectadores. Como broche visual, habrá una pantalla LED de 360° que rodeará el estadio por dentro y un techo que cubrirá la tercera bandeja.

El presidente de Boca sabe que no basta con una buena gestión deportiva para dejar una huella. Por eso, mientras el club atraviesa una crisis futbolística (con 11 partidos sin ganar, jugadores marginados y dudas sobre la continuidad de Miguel Angel Russo), apuesta a avanzar en un frente igual de sensible para los socios: el futuro de La Bombonera.

El proyecto se apoya en un dato clave que pasó desapercibido para muchos: la Legislatura porteña excluyó al estadio de la lista de inmuebles históricos protegidos, lo que habilita formalmente la posibilidad de refacciones estructurales.

Aunque todavía no se presentó públicamente el master plan, desde el club aseguran que ya está todo medido “metro por metro”. Incluso, se está evaluando que las obras más importantes comiencen entre fines de 2025 y el arranque de 2026. Durante ese tiempo, Boca deberá mudarse temporalmente de localía. El Único de La Plata pica en punta como sede, pero también están en carpeta el Nuevo Gasómetro y el Amalfitani.

Uno de los aspectos que más sorprende del proyecto es su financiamiento. Según los cálculos del club, la preventa de los nuevos palcos por tres años alcanzaría para cubrir los costos totales de la obra, que no superaría los 100 millones de dólares. Además, hay entre cuatro y cinco empresas nacionales interesadas en aportar capital, incluido un banco importante.

Aunque por ahora no está previsto vender el nombre del estadio, en Boca no descartan que una marca se sume al proyecto. Riquelme no romantiza ese aspecto: recuerda que, antes de llamarse Alberto J. Armando, el estadio llevó el nombre de Camilo Cichero.

En paralelo a los planes de ampliación, el club arrancó con obras menores pero claves para el funcionamiento cotidiano. Se está ensanchando la entrada principal de Brandsen 805, se renovará el portón por donde ingresan los micros de los planteles y se instalará una pantalla LED en ese ingreso.

En la zona de la calle Irala, se están construyendo 16 nuevos ascensores y se reformarán otros dos en la Puerta 18. También se abrirá un nuevo patio de comidas, se ensancharán los pasillos de ingreso a la platea baja y se sumarán baños nuevos.

En septiembre, además, se techará el playón de estacionamiento, se agregarán 400 espacios para autos y se colocaron 200 reflectores nuevos. Todo esto como antesala de un cambio mayor que, según estiman, podría comenzar en poco más de un año.

Otro anuncio reciente fue el acuerdo con la marca Hard Rock para abrir un restaurante dentro del estadio en 2026. Será el primero en un estadio argentino. A eso se suman obras en el predio de Ezeiza, donde se construirán dos canchas de césped sintético (una techada) y, a mediano plazo, un hotel para alojar al plantel profesional y a la Reserva.

“No vamos a jugar con la ilusión de la gente mostrando una maqueta 3D que después no se puede construir”, dijeron desde adentro del club. En plena crisis futbolística, Riquelme apuesta a dejar su marca con cemento y con memoria.

LaGaceta.AR

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