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Los ‘riders’ y la ola de calor

Los ‘riders’ y la ola de calor

Está a punto de salir a comprar algo para comer, pero, al ver que el termómetro exterior marca 36 grados, da media vuelta y dice que pedirá un Glovo. Lejos de señalarle que es una perrería para un rider atender un encargo en plena ola de calor, sus compañeros de oficina responden “buena idea”, y hacen lo mismo. Es la costumbre. Tampoco tienen remordimientos cuando llueve a cántaros y utilizan la app porque les da palo ir a la hamburguesería de la esquina aunque tengan paraguas. Ni siquiera reparan en que quien les llevará la comida lo hará en bicicleta bajo la tormenta y viene de más lejos.

Angel Garcia / Bloomberg

Y si lo piensan, bueno, ya le darán un euro de propina. O le pondrán cinco estrellas en la puntuación. O cuatro, si el paquete llega empapado. O tres, si el repartidor viene muy sudado. O dos y una mala crítica, si tarda mucho. Ni se les pasa por la cabeza ofrecerle un vaso de agua cuando hace la entrega, mucho menos que se siente un rato a reponer fuerzas. Se justifican con que así le dan trabajo y eso les deja la conciencia tranquila. Además: es libre de no aceptar el encargo, ¿no?

Esta semana cuatro trabajadores diversos han muerto supuestamente por las altas temperaturas

Esta semana, al menos cuatro trabajadores diversos han muerto supuestamente por las altas temperaturas, dos de ellos en Catalunya, donde unas sesenta mil personas están en empresas sin protocolos ante las olas de calor, según el Institut Català de Seguretat i Salut Laboral. Los sindicatos piden que la ley de riesgos laborales incluya los climáticos, y algunos consistorios estudian cambiar los horarios de servicios en la vía pública.

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Pero todo eso es insuficiente cuando persiste una deshumanización con la que se desprecia al que tiene según qué trabajos, especialmente si se desloma por cuatro euros haciendo lo que podrías hacer tú. Esos trabajadores (y esas condiciones) son esenciales para levantar compañías como Glovo. Con procesos judiciales por competencia desleal, sanciones millonarias y sin haber completado la contratación de sus repartidores hasta ayer mismo (seguirá operando con subcontratas), la empresa celebró su décimo aniversario hace unos días, y allí estuvieron el president Illa, el presidente de la patronal y representantes de los sindicatos.

No aparecen riders en la foto. A la larga serán sustituidos por drones y robots preparados para la lluvia y las altas temperaturas. De momento, son personas.

lavanguardia

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