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Los dados, en el aire: Grietas en el corazón del obradorato

Los dados, en el aire: Grietas en el corazón del obradorato

CARLOS R. MENÉNDEZ LOSA (*)

“Ahora no es como antes, se investiga”, declara José Ramiro López Obrador, secretario de Gobierno de Tabasco, al intentar justificar el turbio proceder del régimen ante el escándalo de corrupción vinculado con el cártel de “La Barredora”. “No somos iguales”, insiste el hermano del expresidente, frente a la bomba política que estalla este mes en la cuna del obradorismo.

“Adán es un hombre honesto, lo conozco bien; además, la gente nos tiene confianza y hay muchos ataques de la prensa conservadora en contra nuestra”, afirmaba años atrás el líder moral del morenismo. Al responder a los primeros cuestionamientos contra su “hermano” Adán Augusto, no dejaba lugar a dudas sobre su cercanía con el exgobernador.

“Es politiquería”, responde el senador Adán Augusto López Hernández cuando se le interroga, el domingo 20 pasado en el Consejo Nacional de Morena, sobre sus presuntos vínculos con el crimen organizado en Tabasco. “¡No estás solo!”, grita en coro la audiencia, pero lo sientan en un rincón, aparentemente abatido. Pocos se le acercan, escasas manos se le extienden.

Con las significativas ausencias de “Andy” López, secretario de Organización; del expresidente Mario Delgado, Ricardo Monreal y la propia Claudia Sheinbaum, la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde, exclama ante el Consejo: “No somos lo mismo; no se protegerá a nadie, sea o no militante”. Las divisiones afloran y las críticas se multiplican en el seno del morenismo.

Presionado, Adán Augusto declara al día siguiente, con cinismo: “No sospeché de los vínculos de Hernán Bermúdez con el crimen organizado”. Su colega Gerardo Fernández Noroña lo respalda: “No hay pactos de complicidad en relación con Adán; hay una campaña inquisitoria”. Ante las críticas de senadores de oposición, el líder del Senado los silencia y evita el debate (bit.ly/457Ym5Y).

En la “mañanera” —circo permanente de linchamiento a los adversarios del régimen—, la presidenta Sheinbaum declara que se investigará sin excepción, “hasta donde tope”, pero advierte que “no se tolerarán linchamientos políticos” contra Adán Augusto. Con el respaldo de su alfil Omar García Harfuch, exige nuevamente “pruebas”, aunque reitera que se indagará.

El régimen luce aturdido y descontrolado. Adán Augusto López es una figura clave del morenismo, muy cercana al círculo íntimo del expresidente. Investigarlo a fondo podría provocar fracturas internas de gran calado. La prioridad, por ahora, es el control de la narrativa: contener la presión internacional y mediática sin abrir expedientes que evidencien fisuras en el poder.

Mientras no haya un costo político o externo suficientemente severo, las investigaciones profundas se postergarán, apostando al olvido, como ya ocurrió con otros escándalos mediáticos. Sin embargo, llaman la atención hechos relevantes vinculados con el caso de “La Barredora”. Podríamos estar en la antesala de un rompimiento mayor dentro del obradorato.

Sin explicación oficial, trasciende desde las entrañas del régimen que informes de inteligencia militar ya inculpaban, desde hace varios años, al yucateco Bermúdez por vínculos con grupos delictivos relacionados con el huachicol. Según diversas fuentes, esos reportes habrían sido del conocimiento tanto de Adán Augusto López como de su “hermano”, el expresidente.

También trasciende que “La Barredora”, liderada por Hernán Bermúdez, habría rentado predios y suministrado 180,000 litros de diésel robado a las obras del Tren Maya, proyecto cumbre de la voraz familia López Obrador(bit.ly/4fa1gvM). Los militares, que suelen acatar órdenes, liberan informes que comprometen seriamente la integridad de Adán Augusto y su exsecretario de Seguridad.

Se informa que Javier May, actual gobernador de Tabasco, alertó desde noviembre de 2024 sobre los vínculos de Bermúdez con “La Barredora”, y se habla de conexiones del yucateco con el narcotráfico desde 1999. Trasciende que Carlos Merino, sucesor de Adán Augusto en la gubernatura, hoy está a cargo de 60 estaciones de suministro de combustible en aeropuertos.

Sin que el gobierno lo niegue, se revela que la federación habría otorgado contratos a una empresa de Bermúdez para la construcción de carreteras(bit.ly/4o74OTt). Además, en octubre de 2022, Gobernación —entonces bajo el mando de Adán Augusto López— le habría renovado los permisos al yucateco para operar un casino (bit.ly/458a9S0). El cerco se estrecha en torno al senador tabasqueño.

En la “mañanera”, García Harfuch —posible contrincante de “Andy” López rumbo a la carrera presidencial de 2030— confirma la emisión de una “ficha roja” de Interpol contra Hernán Bermúdez. El secretario federal de Seguridad asegura que la Fiscalía de Tabasco lo investiga desde noviembre de 2024 y que existe una orden de aprehensión desde febrero de este año(bit.ly/3H3sPds).

¿Por qué apenas ahora el gobierno federal comienza a manifestar su inquietud? ¿Reacciona porque se le está exhibiendo? ¿Está llegando al límite la presión de Donald Trump? ¿Se avecina un rompimiento que liberaría a Claudia Sheinbaum de las ataduras del pasado? Todo parece indicar que aún queda mucho por verse en la lucha por el poder en México. Estemos atentos.

Se ha demostrado que la presidenta de la república actúa con mayor diligencia cuando la presión pública o internacional es intensa, no porque la ética así lo exija. Por eso, el circo mediático y las promesas huecas de investigación contra el llamado Grupo Tabasco continuarán, salvo que se vislumbre un alto costo político o una oportunidad para liberarse de yugos del pasado.

Y lo que finalmente ocurra tendrá serias repercusiones en la política yucateca. No olvidemos la enorme deuda del gobernador Huacho Díaz con el financiamiento tabasqueño que le permitió agenciarse la gubernatura mediante el clientelismo electoral. No son pocas las “viudas de Adán Augusto” que, temerosas del naufragio, comienzan a saltar del barco del polémico senador.

¿No que no eran iguales? ¿Ahora no es como antes? ¿Es simple politiquería? ¿Realmente no se protegerá a nadie? ¿Se investigará sin excepción? Una indagatoria profunda contra Adán Augusto abriría grietas peligrosas en el obradorato y podría fracturar la frágil cohesión del “movimiento”. La apuesta es alta. Los dados están en el aire.— Mérida, Yucatán

[email protected] / Apartado especial en el sitio web del Diario: yucatan.com.mx (https://bit.ly/4diiiFP)

(*) Director general de Grupo Megamedia

El mensaje central del escrito es que el caso de corrupción vinculado a Hernán Bermúdez —exsecretario de Seguridad de Adán Augusto López— ha desatado una crisis interna en el núcleo del obradorismo, con implicaciones que podrían sacudir las estructuras de poder en Morena y afectar al gobierno federal, particularmente a Claudia Sheinbaum y sus alianzas con figuras del pasado régimen.

1) El escándalo de “La Barredora” es más que un caso criminal: pone en evidencia la complicidad de altos funcionarios morenistas, incluyendo a Adán Augusto y, por extensión, al expresidente López Obrador.

2) La reacción del gobierno es torpe, contradictoria y calculada: se emiten mensajes de supuesta imparcialidad (“no se protegerá a nadie”), pero las acciones reales se retrasan o se diluyen en promesas vacías, apostando al olvido mediático.

3) Hay una fractura latente dentro de Morena: figuras clave del “obradorato” guardan distancia o se desmarcan de Adán Augusto, revelando divisiones internas que podrían profundizarse si se procede con una investigación real.

4) Claudia Sheinbaum enfrenta una encrucijada: puede desmarcarse de los compromisos del pasado y abrir expedientes que la liberen políticamente, o proteger a sus antecesores y cargar con su desgaste.

5) Yucatán no es ajeno a la trama: se recuerda la cercanía del gobernador Huacho Díaz con Adán Augusto, lo que sugiere que las consecuencias del escándalo también podrían afectar la política local.

6) El poder está en una zona de incertidumbre: el título “Los dados, en el aire” refleja que el desenlace es incierto y que el régimen podría redefinirse —o colapsar parcialmente— según cómo evolucione esta crisis.

El texto advierte que el escándalo de corrupción en Tabasco no es un caso aislado, sino un punto de inflexión que podría desmoronar la narrativa del obradorismo, fracturar su cohesión interna y generar repercusiones a nivel nacional y regional, especialmente si se decide investigar a fondo a Adán Augusto. La presidencia de Sheinbaum se encuentra ante una disyuntiva: continuidad o ruptura.

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