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Menudos granujas

Menudos granujas

Thomas Hobbes es un filósofo inglés del siglo XVII que estaba convencido de que el ser humano es malo por naturaleza. “El hombre es un lobo para el hombre”, escribió. Y añadía que para poder convivir era necesario un poder implacable que atajara sin contemplaciones las motivaciones egoístas de los ciudadanos. No creo que fuera tras leer a Hobbes que Koldo García le confesó hace un mes a Alfonso Pérez Medina, periodista de La Sexta: “No te equivoques, yo soy un hijo de puta”. Cuando uno tiene esta opinión de sí mismo, es que reconoce que ha ido perdiendo por el camino los valores más elementales y se ha convertido en un ser despreciable. No creo que estuviera presumiendo de nada, sino que lo estaba asumiendo todo, aunque en aquel momento solo un puñado de guardias civiles supiera a qué se refería.

Dani Duch

Shakespeare ya mantenía en el siglo XVI que “ser honrado tal como anda el mundo equivale a ser un hombre escogido entre diez mil”. No parece que el planeta esté muchísimo mejor en este siglo XXI de autócratas enloquecidos y despreciables, donde la honradez está dejando de ser un valor reconocible. Basta mirar el calendario judicial de los próximos meses para descubrir que son pocos los partidos que no salen salpicados por asuntos de corrupción.

Koldo reconoció a un periodista de La Sexta que no era un buen tipo, sino “un hijo de puta”

¿Es este un país más corrupto que el resto? No lo parece: Transparencia Internacional lo sitúa en el lugar 46 entre 180 estados. Pero aun así, queda mucho camino por recorrer para podernos sentir satisfechos. A un año de que empiece el juicio del caso Kitchen, que afecta al PP, se ha abierto el melón del caso Koldo, que deja en una situación delicada al PSOE, que llegó para regenerar la política.

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MADRID, 12/06/2025.- El diputado socialista Santos Cerdán durante el pleno celebrado este jueves en la Cámara Baja. EFE/ Borja Sanchez-Trillo

El poder no necesariamente corrompe, pero a menudo aparecen en su seno quienes consideran que el mando provee de impunidad para saltarse las reglas. Es posible que haya seres humanos más proclives a ser corrompidos. Y lo que resulta inconcebible es cuando se les escucha en grabaciones que el resto les debemos algo por su sacrificio de dedicarse a la política. Así colocan a sus amantes en empresas públicas y asaltan los bolsillos de las constructoras para que la sociedad les compense su abnegación. Menudos granujas.

lavanguardia

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